Todos conocemos algún restaurante que funcionaba estupendamente, decidió renovarse, y pegó un patinazo. También podemos pensar en alguna serie de televisión que sigue con el ... mismo formato, pero sigue funcionando (todos sabemos que al final “Cuéntame” va a ser una serie futurista). Si hay algo que funciona, y está sobradamente demostrado que funciona, no hay que cambiarlo.

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Ojo, que el hecho de no cambiarlo no quiere decir que no haya que renovarlo, ajustarlo, mejorarlo... Si volvemos a pensar en el restaurante podemos añadir platos nuevos, dar una mano de pintura, poner aire acondicionado, vestir la terraza para que sea más cómoda. Vamos, pequeñas acciones puntuales que mejoran algo que de por sí ya estaba bien.

Bien, pues esa idea es la que quiero que la gente tenga clara a la hora de ejercer su derecho (que yo pienso que debería ser un deber) al voto el domingo. Tengamos claro lo que nos jugamos, pensemos en el panorama que se nos viene encima a nivel nacional, y démonos cuenta de que Sánchez ya está comprometido, casi secuestrado, por los nacionalistas, por lo que difícilmente va a dirigir su mirada hacia Castilla y León.

El principal argumento de los caballeros de la rosa es que tras más de treinta años de gobierno de los populares, es precioso un cambio de ciclo. A ver, sería preciso un cambio si algo fallara estrepitosamente. Hablan de Andalucía y, la verdad, comparar cómo se ha gobernado allí y aquí, es casi un insulto. Solo diré unas siglas, pero podría sacar muchos más temas a la palestra, los ERE.

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No me imagino a Burger King dejando de vender Whoppers, no me imagino a Modric intentando jugar al baloncesto, no me imagino la catedral (cualquiera de ellas, que a nosotros nos han dado dos) como un bar de copas. Lo que funciona, lo que tiene sentido, debe mantenerse. Yo el domingo lo tengo muy claro. Igual que reconozco que en las pasadas elecciones nacionales tuve muchas dudas hasta decidir mi voto, para el domingo no existen. Ninguna. El domingo apuesto por dos caballos ganadores, como Carlos García Carballo y Alfonso Fernández Mañueco, porque tengo muy claro que es lo mejor para Salamanca y para Castilla y León, porque cuando algo funciona no hay que cambiarlo.

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