El otro día estaba aburrido en casa y empecé a buscar qué película o serie ver para pasar el rato. Es curioso, porque muchas veces ... tardamos casi lo mismo en decidir qué ver, que en verlo realmente. Bueno, el caso es que acabé optando por una película española que se llama “A pesar de todo”. No voy a revelar nada del argumento de la peli por si alguien tiene interés en verla (yo que tú no lo haría, forastero). Pero sí es verdad que hubo algo que me llamó la atención y me dejó pensando.
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En una de las escenas de la película iban cuatro hermanas discutiendo en un coche. Bueno, entre hermanos suele ser lo normal. Estaban sacando los trapos sucios y poniéndolos a la vista, cosa que siempre he pensado que está sobrevalorada. Eso de decir siempre la verdad, los “sincericidas”, no son precisamente mis personas preferidas. En fin, que estaban soltando lindezas, cuando una de ellas, la que iba conduciendo, sacó marihuana para que todas fumaran e hicieran las paces. Todas. La que iba conduciendo también. Y ya era todo felicidad, risas, hermandad. Hasta se empezó a oír música. Un momento precioso de hermanas unidas con marihuana por medio.
No nos engañemos, no seamos hipócritas. Las drogas existen y es una realidad bastante común en el día a día de la sociedad española. No entremos en la falsa moral de sociedades como la americana, donde parece que todo les ofende, pero son expertos en mirar hacia otro lado. Existen las drogas, se consumen y no las vemos tan mal, asumamos eso. El problema es que no se puede aceptar que en las películas, en eso que se supone que es cultura y cuyo círculo no hace más que exigir, que no pedir, subvenciones del Estado, se normalice el hecho de drogarse conduciendo.
Porque no había necesidad. Porque el hecho de ir las cuatro hermanas en el coche no aportaba ningún valor añadido a la escena. Porque dejando el factor coche de lado, en la película se podría haber mostrado a las cuatro charlando en un bar, un parque, el saló de su casa...
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Hay cosas muy serias. Acabamos de ver cómo hemos tenido que lamentar víctimas mortales porque la persona que iba conduciendo iba bebida y drogada. No es buena idea que veamos en el cine escenas que normalicen el hecho de consumir drogas al volante.
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