En los EE.UU. la esperanza de vida al nacer se redujo en 2020 en 1,8 años respecto a 2019 y en 2021 en ... casi un año (0,9) respecto a 2020. “Nadie está bien”, ha declarado Steve Wolf, director emérito de Sociedad y Salud de la Universidad de Virginia. Los llamados indígenas fueron el grupo más perjudicado, perdieron 1,9 años en 2021. “Tenemos una crisis de muertes tempranas entre los indios americanos”, declaró Donald Warren, de la Universidad de Dakota del Norte y miembro de la tribu Oglata Lanota. Sin embargo, la esperanza de vida cayó menos entre los negros que entre los blancos.
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Pero los estadounidenses negros e hispanos se han visto muy afectados por una crisis de opioides, impulsada principalmente por la propagación de fentanilo producido en laboratorios mexicanos improvisados.
En España, la cosa no ha ido nada bien. Comparando las muertes que hubieran ocurrido sin pandemia con las muertes reales, el Instituto de Salud Carlos III (ISCM) ha estudiado con rigor los efectos directos e indirectos de la pandemia: en 2019 se observaron 2.862 muertes menos de las estimadas, pero en 2020 la llegada de la pandemia supuso un salto abrupto al registrar 68.172 muertes más de las estimadas. Tan pronto empezaba una ola epidémica, en los días siguientes se registraba una ola de exceso de mortalidad. En 2021 el exceso de mortalidad disminuyó un 64% respecto a ese exceso en 2020, pero en cualquier caso fue una sobremortalidad muy notable.
En lo que va de 2022 (hasta final de julio), la cifra por exceso de muertes supera en más de 6.000 a las estimadas. Según Antonio Guirao, investigador de la Universidad de Murcia y experto en datos pandémicos, el efectivo control de la pandemia desplegado en 2021 “es el mismo que deberíamos haber tenido en 2022, incluso mejor, porque la vacunación ahora ya ha superado el 85%. Sin embargo, hemos idos a peor”.
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Esa sobremortalidad se ha ensañado especialmente con la población mayor, golpeada no sólo por la covid-19, también por el calor. En efecto, las personas con patologías de base son las que más mueren como consecuencia directa de las olas de calor.
La muy baja mortalidad española anterior a la pandemia llevó a nuestra esperanza de vida a niveles altísimos, pero los efectos derivados de la pandemia han llevado a España a los más altos niveles de sobremortalidad de la UE. Estos datos pandémicos hacen dudar de que España pueda recuperar los niveles de privilegio anteriores a la llegada del virus chino.
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