Llevo unos días con la cancioncilla de las paradojas que cantaba el accidentado Sabina incrustada en la sien: “Corre, dijo la tortuga; atrévete, dijo el ... cobarde; estoy de vuelta, dijo un tipo que nunca fue a ninguna parte”. Y es por el coronavirus.

Publicidad

Hace mes y medio, cuando empezó el miedo en los medios, no acababa de entender muy bien el exceso de información sobre un nuevo virus chino. Sólo en lo que llevamos de siglo habíamos sufrido la gripe A, la gripe aviar y el SARS sin el despliegue mediático derrochado con el coronavirus. Y me dio por preguntar. Y por pensar.

El miedo, de siempre, ha sido un fantástico negocio para los que lo han sabido rentabilizar. Basten un par de ejemplos: los bomberos pirómanos y los vigilantes matones.

Galicia. Finales del siglo XX. Los bomberos de verano veían cómo se reducía la plantilla de temporada si descendía el número de incendios. La solución fue prenderle fuego al monte con alevosía para que siguieran contando con ellos. Fuego en los medios para generar miedo. Los bomberos se convertían así en pirómanos que apagaban sus propios fuegos.

Salamanca. Misma época. La leyenda había saltado de la hostelería a los clientes de los bares de copas. Se decía que unos matones de una conocida familia de delincuentes autóctonos pasaban por las noches visitando los locales y preguntando a los propietarios si querían contratar su seguridad. Los dueños decían que nunca había pasado nada, que gracias. La noche siguiente –oh casualidad- un altercado les destrozaba medio local. Sucesos en los medios para generar miedo. Contratados.

Publicidad

“Sálvame, dijo el verdugo, sé que has sido tú dijo el culpable”, continúa la copla del cantautor madrileño de Úbeda repicando en mi cráneo al tiempo que pongo la radio para desayunarme las noticias del medio con su ración de miedo.

Al parecer lo del coronavirus -según los periodistas de las ondas- es más preocupante porque ahora los chinos viajan, porque China es una gran potencia económica y, sobre todo, porque la enfermedad puede afectar a la economía. Acabáramos. El problema no es que se muera la gente más que con la gripe común –casi todas las víctimas son ancianos o enfermos con otras dolencias asociadas-, la movida es que crujen las bolsas y se descompensan el IPC, el PIB y el IBEX.

Publicidad

En Italia han prohibido estar a menos de un metro para evitar contagios, pero aún no han dicho nada dejar de pagar con dinero. Imagino que los billetes y las monedas, yuanes y euros, no serán inmunes.

Menos mal que ahora los medios se dedican a erradicar nuestros miedos. Unos miedos que –oh casualidad eguein- han alimentado ellos.

“Hoy es jueves dijo el martes. Y tú no te perfumes con palabras para consolarme”.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad