Pocas veces hablamos los periodistas de la trastienda de nuestro trabajo. Ayer le contaba las anécdotas de mi noche electoral a una compañera, cuando una ... médica que se maquillaba a nuestro lado para un programa de La Sexta me dijo “deberías contar también todo esto, es casi más interesante que lo que dicen los políticos”. Y tiene parte de razón. Estamos tan centrados en conseguir la foto o arañar una declaración que no nos fijamos en nuestra propia coreografía mientras recabamos informaciones u ordenamos los datos de manera frenética. Una cosa es la puesta en escena y otra lo que ocurre entre bambalinas, en ese caos ordenado en el que todo el mundo tiene clara su función. “Tú pones los rótulos. Tú diseñas los gráficos. Tú supervisa que todas las cifras que se ven en pantalla sean las correctas”. Y a mí esta vez me tocó hacer las conexiones en directo desde la sede de Ciudadanos. En 2016 fue Podemos. No puedo ser más feliz trabajando sobre el terreno. “¡Llevan el 15% escrutado y Ciudadanos tiene 50 escaños!”. La aplicación que facilita el Ministerio del Interior para seguir al minuto el recuento de votos nos resulta utilísima. Se oyen vítores, gritos de fondo. Cantos de “Albert Rivera, lolololó loló...”. “Espera, que aún queda mucho voto por contar”, dice un compañero de la radio.

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En la gran sede que Ciudadanos tiene alquilada en la calle Alcalá de Madrid —no muy lejos de la plaza de toros de Las Ventas— la noche del 28 de abril se convirtió en una fiesta. Los sondeos les otorgaban entre 40 ó 50 escaños. Ninguno pronosticó los 57 que finalmente le han dado 4 millones de españoles —ley d’Hont mediante— al partido naranja. Con cada actualización, con cada nuevo escaño, más vítores desde el despacho de Rivera. Nosotros, en la planta baja, tocamos a medio metro cuadrado por periodista para hacer las conexiones. “Intentad moveros en los directos, que veamos el entorno, que se palpe el ambiente”, nos decía un rato antes el director de Antena 3 Noticias en una reunión. Cuando al llegar vi un folio con mi nombre pegado al suelo y mi margen de maniobra, casi me da la risa. Con moverme un paso, ya me colaba en el plano de TVE. Y nos llevamos bien, pero no es cuestión...

En cada pausa publicitaria, prisas por ir al baño, por cazar algún canapé perdido en la sala de prensa y entre medias, los famosos corrillos. Uno de los integrantes más mediáticos de Ciudadanos baja eufórico agitando un corazón naranja. “¿Y ahora qué?”, le preguntamos. “Si no sumáis con PP y Vox, pero seguís diciendo que con el PSOE no pactáis... ¿Ahora, qué?”. “Pues esto sólo os lo cuento a vosotros —nos dice en bajito— pero yo rezo para que pactemos con ellos”.

Así que aquí comienza el juego de escaños, y los periodistas asistimos a él como niños con zapatos nuevos. Continuará...

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