No, por desgracia no vivimos ya en los tiempos de “Sexo, mentiras y cintas de vídeo”, la película de Soderbergh; aquellos años, finales de los ... tremendos 80 y los dorados 90 de Clinton, eran otra cosa y las personas tenían curiosidad y hasta alma... El sexo ha quedado reducido hoy a no se sabe qué, y las cintas de vídeo fueron sustituidas por una exposición brutal a imágenes sin fin... Lo que sí han quedado, y hasta se han hecho con el poder, son las mentiras, aliñadas con enormes dosis de confusión y un gran desconocimiento de los datos y de la realidad. Mires donde mires te encuentras gentes gritando proclamas —sus verdades— con una venda en los ojos... Terrible.

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Hoy la mentira tiene hasta carta de presentación y demasiadas personas la dan por válida y la defienden. Sin ir más lejos, leo en LA GACETA del pasado martes una información relativa al mundo laboral y me encuentro, de un lado, una vigilia y un manifiesto “por el trabajo decente” firmado por Cáritas y entidades religiosas como parte de la celebración del Día por el Trabajo Decente (¿para cuándo un “día” por la cultura del esfuerzo, de la superación del individuo?...) Imagino que preocuparse por la dignidad y la decencia laboral en Bolivia o Filipinas es justo, pero en la España de hoy es un insulto, pues nuestro país cuenta con una legislación que si de algo peca es de proteccionista con el trabajador, tan proteccionista que ha convertido el mercado en una guerra que está llevando a la propia sociedad al colapso... por falta de trabajadores y con un coste público imposible de soportar. Por otro lado, leo el caso de alguien que dice estar contratado por 15 horas semanales pero trabaja 40. Yo no sé en qué mundo vivo, pero de la misma manera que no conozco a ninguna mujer que cobre menos salario que un hombre por el mismo trabajo, no conozco a nadie sometido a ese abuso contractual. Lo que sí sé es que hoy ningún trabajador lo consentiría y muy pocos empresarios entrarían en esas prácticas de abuso. Dejemos pues de mentirnos y de hacer verdad... las mentiras repetidas y escuchadas mil veces.

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