En 1921, el ejército español desplazado a Marruecos recibió una derrota terrible a manos de los seguidores de Ab-del-Krim. El general Silvestre, un ... militar incompetente, fue el responsable, con el apoyo de Alfonso XIII, de aquel desastre de Annual. Aquella derrota trajo consigo la dictadura de Primo de Rivera. Todos los males que vinieron después tuvieron su origen en aquella derrota.

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Pues bien, ahora el presidente Sánchez, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, cambió las reglas de compromiso de España con Marruecos y cedió la única carta de la que disponía nuestro país para forzar a Rabat a que respetase nuestro territorio nacional en Ceuta y Melilla y las aguas territoriales de Canarias. El presidente del Gobierno, mediante una carta, reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental.

Personalmente no creo que un nuevo estado saharaui tenga viabilidad en el norte de África, pero que eso sea así no autoriza a enfrentarse con Argelia. ¿A cambio de qué? Nuestro presidente con la carta de resignación de la postura tradicional de España sobre el Sáhara Occidental (marzo) y luego con su visita a Rabat (abril), se las prometía muy felices. Pero estamos en junio y ni Marruecos ha abierto aduanas en Ceuta y Melilla (ni lo hará, porque sería reconocer que esas ciudades son extranjeras y no marroquíes); mientras, nuestro país ha franqueado el paso del Estrecho, que era lo que Mohamed VI deseaba. Al mismo tiempo, Argelia incrementa sus gestos hostiles contra España, es decir, contra un país que es miembro de la UE.

Marruecos, bien avenido con Estados Unidos, Francia y Alemania, ha incumplido el tratado que firmó con España en julio de 1991, publicado en el BOE el 26 de febrero de 1993. Los principios generales de aquel acuerdo los ha borrado Marruecos en la práctica.

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En medio de este embrollo está el saqueo de las comunicaciones telefónicas de Sánchez —precisamente en días críticos del mes de mayo del pasado año—, lo cual podría resultar una intrusión en el Gobierno español de los servicios de Inteligencia marroquíes.

En resumen, nuestra posición de defensa de la españolidad de Ceuta y de Melilla y de nuestra jurisdicción de las aguas territoriales de Canarias es ahora mucho más precaria que antes. Marruecos no ha cedido ninguna contrapartida al abrupto cambio de posición española en Sáhara y, en consecuencia, nos ha debilitado. Realmente, pase lo que pase, el balance de lo que ha hecho Sánchez, al menos a corto y medio plazo, sólo traerá problemas.

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