No sé si han pensado ustedes que el día que les dé por dirigirse hacia la Plaza Mayor a la misma hora después de alguna ... convocatoria improvisada por internet a todos los empresarios hosteleros, alumnos de artes marciales, antivacunas, libreros, independentistas leoneses, apicultores ecológicos, defensores de la legalización de la marihuana, taxistas, o damnificados por la escucha repetitiva sin cuartel del “Resistiré” del Dúo Dinámico, por nombrar un porcentaje ínfimo de todos los que pudieran estar descontentos en este tortuoso camino de vuelta a la normalidad, se podría liar parda.
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Ahora que todos tenemos razones para manifestarnos, ¿se imaginen ustedes las legiones de gente irascible y alborotada con sus bufandas y sus tamboriles, sus pancartas y sus banderas, sus insultos y sus amenazas, sus cacerolas y sus diatribas, viniéndonos arriba mientras convergemos por las calles Zamora o Toro o por las plazas del Corrillo o del Mercado hacia la Plaza Mayor?
Me pregunto si no sería más oportuno dejarlo para más adelante y seguir respetando las normas sanitarias, al menos, antes de estar bien seguros de que el bache de la crisis sanitaria está superado y no hay vuelta atrás. ¿Había realmente dos metros de distancia entre las personas que acudieron días atrás a la convocatoria de Vox? ¿Llevaban todos las pertinentes mascarillas? ¿Qué pintaban en Salamanca en la manifestación en defensa de la tauromaquia, toreros como Ponce, El Juli, Manzanares, o El Fundi, si está prohibido viajar entre comunidades? ¿Por qué nosotros todavía no podemos visitar a nuestras familias de otras ciudades y los toreros famosos tienen bula para desplazarse? ¿Quién nos podría asegurar que saldremos indemnes de las manifestaciones que se están tramando a esta hora en cualquier cafetería, oficina, centro regional, club recreativo, sede sindical, sociedad de conciertos, red social o cola de la peluquería?
El asunto es tan absurdo que hasta empieza a resultar verosímil una manifestación convocada para denunciar las manifestaciones que tuvieron lugar el 8 de marzo. Se trataría de protestar por el riesgo que suponía autorizar una manifestación cuando no imaginábamos que la pandemia pudiera extenderse por nuestro país, organizando otra manifestación que se desarrollaría cuando ya conocemos con todo lujo de detalles el riesgo real y auténtico de la misma. ¿Es que el confinamiento nos ha hecho también perder el juicio?
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