Ha sido en Finlandia donde ha hablado el felón para arrear estopa a Ferrovial, tras el anuncio de su traslado a Países Bajos: “La patria ... no es solo hacer patrimonio, sino arrimar el hombro cuando tu país lo necesita” (Pedro Sánchez dixit). Al figurón del presidente del Gobierno, las tribunas internacionales le ponen desparpajo en la lengua. Al fin y al cabo, él ya está soñando en Europa, y lleva tiempo ensayando el estar allí, para cuando esté. Así que, a otra parte con sus lecciones de patria y de moralidad. Que no nos cae de nuevas que a Sánchez la ética y la patria se las ‘refanfinfla’, aunque de cuando en cuando tenga que fachendear de ellas, por eso de tener que decir algo y hacer como que esas cosas le importan.

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A estas alturas de la película de suspense que don Pedro lleva rodando desde que desgobierna, difícilmente puede ya engañar a alguien con sus frasecitas de postín. Porque, por mucho que intente despistar, ya se sabe quién es el malo y por tanto el responsable de haber tirado abajo los valores supremos que, por encima de cualquier ideología, habían de asegurar la convivencia y el orden de un Estado de derecho.

No hizo sino ocupar Moncloa y ya estar el malandrín dinamitándolo todo. La pandemia le ayudó a lo que era más duro de pelar. Pero nada como saber que el pueblo estaba purgando flemas y muerto de miedo en casa, para deshacer a su antojo y saciar las ganas de sus satánicos socios. Y cuando nos quitaron el bozal y pudimos abrir el pulmón al aire y los ojos a la luz del día, descubrimos el nubarrón y toda esperanza se oscureció, al ver que lo que quedaba de patria, era poco más que un fantasma asmático, arrastrando los jirones de la bandera de un país socialmente roto y económicamente en caos.

Aun así, en contra de lo que diga el grandilocuente don Pedro, la pequeña y gran empresa se puso a tirar de las ruinas del carro. Pero a ‘su excelencia’ le gusta poner palos en las ruedas, porque todo lo que no sea de motor estatal le da sarpullidos. Y por eso ahora unos boquean, otros se arruinan y los que pueden se marchan. Lo normal cuando la patria está en manos de temerarios que hacen de su capa un sayo y siembran el pánico, que es todo lo contrario a la estabilidad que las empresas -grandes y chicas- necesitan. De poder hacer como Ferrovial, muchas lo harían. Mejor eso a que se nos mire con pena y nos soplen en la jeta el matasuegras. Pero hay quienes tenemos que aguantar. Antes de que Sánchez cambie España por Europa, debería preguntarle la verdad al espejo para que este le cuente quién es el que no puso el hombro para construir patria. No lo hará.

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