Yo no sé si la pandemia fue un fracaso político-sanitario masivo, y no lo sé porque aún faltan datos definitivos sobre la sobremortalidad, la ... natalidad e incluso la nupcialidad. Sin embargo, en los medios de comunicación se adelantan resultados que –a mi juicio– son precipitados.
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Leo, por ejemplo, lo siguiente: “A los sociólogos y a los demógrafos les han sorprendido las noticias que alertan sobre el incremento de la mortalidad en España. Ha crecido un 56% en 2022. Nada que ver con los datos del contexto comunitario –menos Portugal–, de tal manera que ni la pandemia ni la sacudida de la ola de calor explican por sí solas la peculiaridad del asombroso caso ibérico”.
Pero el exceso de mortalidad en absoluto es de un 56%, aunque sí se puede intuir que en junio, julio y agosto el calor haya hecho aumentar la mortalidad. Pero no hay nada super–anormal, teniendo en cuenta que solo en los últimos tres años han aumentado en un 12,5% las personas con 90 años o más, y en un 22% los centenarios.
Pero eso no quiere decir que no exista, en palabras del periodista Rubén Amón, “una criba en la mortalidad de nuestros ancianos, en un país cuyas estadísticas de nacimientos ya son inaceptables. Las cifras del primer semestre de 2022 –159.702 nacimientos– solo pueden compararse con las de 1941. Hay en Bilbao más perros que niños. Sospecho que en Ciudad Real ocurre lo mismo”.
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Y en estas estábamos en España cuando The Lancet publica un estudio donde se asegura que los fallos producidos en la lucha contra la covid-19 lo han sido en todos los ámbitos: prevención, transparencia, uso racional de recursos, salud pública y cooperación y solidaridad internacional.
Todos estos errores –siempre según The Lancet, causaron, aproximadamente 17,7 millones de muertes. Y la desastrosa respuesta –continúa The Lancet– provocó no solo millones de muertes sino que supuso un parón en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU en muchos países.
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Los autores del informe apuestan también por una Organización Mundial de la Salud (OMS) reformada y fortalecida, planes nacionales ante una pandemia y el fortalecimiento del sistema de salud, con especial atención a las poblaciones más vulnerables.
Estas afirmaciones, como era de esperar, han traído consigo un aviso por parte de la OMS en el sentido de que el informe de The Lancet está lleno de “omisiones” y “malas interpretaciones”.
Sea como sea, habrá que esperar algún tiempo para aclarar definitivamente lo que realmente ha pasado.
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