Life es vida y si tradujéramos, a nuestra manera, podríamos decir “Vida en/para la Vía de la Plata”. Después de tanto tiempo hablando y ... pensando en muerte, por la covid, me alegra infinito hablar de vida. Es un proyecto piloto único en Europa cuyo objetivo es demostrar los beneficios de poner en práctica una “infraestructura verde”, en una ciudad Patrimonio de la Humanidad. Salamanca se convertiría así en referente principal de lo que se puede hacer, si incorporamos naturaleza viva a nuestra riqueza de piedra dorada.
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Este ojo que observa ve en ello la oportunidad de hacer de Salamanca un punto de inflexión que demuestre al mundo que también las “ciudades patrimonio” pueden conjugar naturaleza y monumentos. Así se pondría en práctica para toda la ciudadanía, autóctona y foránea, el placer de disfrutar de la historia y de los beneficios que aporta la naturaleza, y todo al mismo tiempo.
Los que amamos esta “Roma la Chica”, siempre hemos echado de menos una naturaleza viva que ensalce lo inerte. Si bien es cierto que el granito del pavimento facilita sustancialmente el paseo, también se convierte en un elemento helador o ardiente, según las épocas del año. Conjugar como se pretende, en las seis zonas de actuación de la parte de la antigua Ruta de la Plata que transcurre a lo largo de la ciudad y aledaños, hará sin duda de nuestro entorno un lugar aún más extraordinario.
No puedo estar más de acuerdo con esta iniciativa que, sin duda, hará de nuestro medio ambiente un espacio envidiable donde vivir. Según las actuaciones de cada uno de los seis tramos: secano, urbano, urbano patrimonial, ribera del río Tormes, Vaguada-Arroyo del Zurguén y monte bajo-cordel de Miranda-vía de la Plata-Arapiles, nos imbuirán de una manera mucho más inteligente de disfrutar de la vida en la ciudad. Todo ello estará cuantificado por sensores y tecnología que demostrarán con datos, las mejoras en la calidad de vida. Se luchará contra el fenómeno “isla de calor”, se mejorará la calidad del aire y por supuesto, la calidad del ruido. Todo ello ayudará a mantener los ecosistemas actuales y se potenciarán otros. Utilizar en la zona urbana los balcones, como escenarios posibles de vegetación al estilo del arquitecto Gutiérrez Soto, entre otros muchos, me parece algo muy interesante. Solo vale recordar la atracción turística tan enorme, de los “Patios” en Córdoba.
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Desde aquí nos posicionamos muy favorablemente y con mucha alegría, ante esta iniciativa y porque esta experiencia no se quede tan solo en un compendio de buenas intenciones y se ponga en práctica lo antes posible. Para ver los resultados tendrá que pasar tiempo, pues la naturaleza necesita para consolidarse eso, tiempo. Lo que más se tarda en hacer, es lo que no se empieza.
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