Llegado el mes de agosto, ella se marchó unos días de vacaciones al norte, mientras él se quedaba en Salamanca al no disponer todavía de ... días libres. Aquel par de semanas, serían los primeros días que se separaban tras conocerse.
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Lo insólito del asunto es que mientras ella se había guardado en su maleta para entretenerse durante las vacaciones una nóvela sentimental ambientada en la Salamanca actual (una trama en la que un catedrático de Derecho Mercantil terminaba enamorándose de su alumna predilecta), él acababa de enfrascarse en la lectura de una oscura historia sobre narcotraficantes que precisamente estaba ambientada en un pueblecito costero gallego, casualmente el mismo, en el que ella había decidido veranear.
Como consecuencia de todo ello, aunque es cierto que el cuerpo de ella estaba tendido dorándose al sol de una paradisíaca cala gallega, su mente perdía las horas paseando por Salamanca y muy especialmente por los pasillos de la Facultad de Derecho, donde daba clases el protagonista de aquella nóvela, es decir, justo en la facultad donde trabajaba él, en lo que ya empezaba a ser un cúmulo de casualidades.
Él, por su parte, que hasta septiembre no podría tomarse vacaciones, a pesar de seguir trabajando en Salamanca, tenía la mente vagando desde hace varias jornadas por aquella playa gallega donde ella disfrutaba del sol y donde esa noche, por ejemplo, había leído que estaba previsto el desembarco de un alijo de doscientos kilos de cocaína.
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Lo absolutamente inesperado es que cuando ella regresó de vacaciones, descubrieron que algo funesto y misterioso se había instalado en sus vidas, y se sorprendían mirándose con desconfianza como si en aquel tiempo que habían estado separados una sombra dañina y fatal les hubiese robado sus mejores sueños. Mientras ella alimentaba sospechas de infidelidad y curioseaba en sus ropas en busca de algún detalle que le delatase, él creía escucharla detrás de la puerta del baño conversando con tenebrosos narcotraficantes sobre el envío de un paquete que tardaba más de la cuenta en llegar. En cualquier caso, ya nunca volvieron a ser la misma pareja jovial y enamorada que fueron antes de que ella se marchase de vacaciones.
Queridos amigos: Tengan mucho ojo con sus lecturas veraniegas. No son tan inofensivas como parecen. A algunas de ellas termina cargándolas el diablo.
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