Después de la manifestación por las calles de Salamanca de la “Marea Blanca” me llegan a la mente reflexiones. Y es que muchos usuarios de ... la sanidad pública han mostrado sus quejas sobre lo que consideran un servicio sanitario precario. Los sindicatos de enfermería han contestado y les han recriminado no sumarse a la movilización. Lo cierto es que en estos primeros días de verano vamos conociendo que, por ejemplo, se presupuestan 1,5 millones para cirugía en la privada antes de que se prohíba definitivamente y aún más, se bloquean 65 camas en el Complejo Hospitalario para afrontar las vacaciones de enfermería. Los sindicatos ven complicado que se cubra medio centenar de contratos. Resulta muy complicado encontrar profesionales en las condiciones que se pueden ofrecer. La pregunta es. ¿Nos merecemos esto?, ¿quién tiene la culpa?, ¿por qué se ha llegado a esta situación que, por cierto, no solo se da en Salamanca?
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Esta muestra es solo un botón de lo que nos espera si no se encuentran soluciones que ya van siendo urgentes. Tras el verano llegará la caída de la hoja y sonarán las voces del conocido “otoño caliente” que se ha dado en muchas ocasiones ya desgraciadamente.
Y es que la situación será desesperante si tenemos en cuenta que la inflación es apabullante. Los precios de los carburantes, los de la cesta de la compra, el de la luz o los impuestos que no descienden pese a los exiguos esfuerzos que se están realizando están formando lo que podrá ser esa tormenta perfecta. Transportistas y marineros esperan la solución definitiva que no llega. No es posible, por ejemplo, que un autónomo defienda su negocio con 200 euros adicionales si sus ingresos no superan los 14.000 anuales, no son suficientes 20 céntimos por litro de carburante cuando ya supera los 2 euros. Así solo veremos cómo se encarecen los precios mientras las grandes marcas aprovechan la situación para vender menos producto por el mismo precio.
La sociedad está en estos momentos en situación de shock, algo que vulgarmente se puede calificar con un “No me lo puedo creer”. La Covid y la guerra de Ucrania pueden ser los detonantes, sin embargo, este camino de inflación ya había comenzado antes y ahora toca mover la materia gris porque todo se encamina a días negros para todos.
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Me temo que alguien se debe quedar sin vacaciones de verano para deshacer el entuerto porque en septiembre volveremos a la realidad, precios por las nubes, subida del precio de hipotecas y salarios congelados que no permitirán afrontar los gastos familiares.
La “Marea Blanca” será una caricatura de lo que la sociedad en general deberá soportar. Lo dicen los informes de Cáritas y los del Banco de Alimentos: un 60% de la población no llega a fin de mes, una situación que no se arregla con movilizaciones, con ayudas o con subvenciones.
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