Si lo vio en su día seguro que se acuerda. Si no lo hizo, por su juventud, puede rescatarlo en el escaparate universal de “youtube”. Yo era todavía pequeño y quizá por eso lo recuerdo con la nitidez con la que se asientan en la ... memoria las cosas que impresionan a un niño. Un Daimler circulaba a gran velocidad por una carretera cuando, de repente, se estrellaba contra una piedra de grandes dimensiones situada en medio de la vía. El impacto era tan brutal que hacía añicos el vehículo. El golpe se veía desde varios ángulos para recrear la virulencia del accidente. Pero afortunadamente después llegaba la moviola. Aquel efecto visual que por entonces solo se usaba en “Estudio Estadio” para repetir goles y penaltis, y que en esta ocasión servía para dar una segunda oportunidad al conductor.

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Estos días me he acordado de la cabecera del programa del gran Paco Costas, a propósito del maldito virus que nos sigue sin dejar vivir en la normalidad. La voz en off que acompañaba al relato visual recordaba con un tono rotundo, que el hombre era el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Ese obstáculo mortal ahora es el virus, los conductores son los responsables e irresponsables políticos que nos gobiernan y en el coche, vamos todos nosotros. Y por desgracia también hemos visto el primer impacto desde demasiados ángulos. No tendría que ser necesario recordar el colapso de los hospitales, el drama de las residencias, las miles de muertes en soledad o las ruinas económicas que ha provocado esa inmensa piedra en nuestro camino, para advertir de las múltiples caras de un enemigo, que sigue esperando el error para generar más caos.

Hoy volvemos a tener el Daimler en la carretera, con bastantes daños, pero con la ventaja de saber mucho más del obstáculo que tenemos enfrente. Los ocupantes debemos mantener toda la precaución y los conductores deberían estar empeñados en anticiparse al peligro para esquivarlo. Confío más en los primeros que en los segundos, aunque no sé si eso será suficiente para dar un volantazo. No hay más que ver que a estas alturas, seguimos sin un marco legal para atajar los brotes o que se repiten los juegos de palabras y de cifras para negar la evidencia. El mayor ejemplo de la indolencia política con la que se afronta el futuro es el de la vuelta al cole. Sánchez pretende abordarla en una conferencia de presidentes a finales de mes. Es decir, elige una foto para solucionar un problema mayúsculo cuando ya no hay margen para las escuelas, ni capacidad de dotar de medios a los profesores y mucho menos de ofrecer certezas a los padres.

A estas alturas de agosto ya hemos cogido, otra vez, una gran velocidad en la misma carretera y seguimos en la línea recta. Estamos ante la segunda oportunidad. Solo queda por comprobar si el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.

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