¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo ... puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo”, tú que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano” (Lucas 6, 41-42). ¡Qué maravilla! Esto jamás pasa de moda y siempre es actualidad.
Publicidad
Este ojo que observa y que piensa, tras los acontecimientos de los últimos días, no puede por menos que compartir con ustedes la siguiente reflexión: ¿Qué le pasa a la gente ahora que parece estar anestesiada o tonta? De nada nos sirven los conocimientos que tenemos si no los aplicamos, pero aún peor es no ser consecuentes con nuestras propias posiciones, es decir, pedir para el contrario una cosa y para nosotros mismos, pedir otra. En términos populares es la bien conocida “Ley del embudo”: lo estrecho para otros, lo ancho para uno. Esta es una forma de autoindulgencia o sesgo discriminatorio. Los anglosajones hablan de “double standard” o “doble vara de medir” en una disputa, para hacer referencia al tratamiento dispar, oneroso para una de las partes, que sufre un juicio o una evaluación mucho más severa que la otra.
Otra versión de la ley del embudo es el comportamiento, por desgracia bastante habitual, de ciertos personajes que, cuando llegan muy alto, intentan destruir las “escaleras” (leyes, facilidades, oportunidades... etc.) que los han conducido allí.
Me resulta tremendamente indignante esta postura que provoca la crítica despiadada por parte de “los puros”, a los que no les importa destruir a personas y familias, para luego rasgarse las vestiduras cuando un problema parecido les afecta personalmente.
Publicidad
¿Cómo es posible tener la desfachatez de criticar determinados actos y luego reproducirlos exactamente igual y que los tuyos te apoyen incondicionalmente, caiga quién caiga? El resto de los mortales deberíamos hacer un curso intensivo para comprender cómo hay personas que son capaces de tener un apoyo incondicional en una postura y al cabo del tiempo tener la misma incondicionalidad, en la postura contraria. O ellos son muy listos o yo soy tonta del todo.
Pues queridos lectores, en estas estamos con un vicepresidente de Gobierno que es fiel ejemplo de lo que les comento. ¡Ay si fuéramos nosotros! Otro gallo cantaría. Pero aquí no pasa nada y lo peor, parece que a la mayoría le da igual.
Publicidad
Con esta pandemia y con esta impotencia, sólo me queda mirar a la Virgen del Pilar que ya es la única que dice que no quiere ser francesa, que quiere ser capitana de la tropa aragonesa. Pobre España.
Felicidades a las Pilares.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.