A estas alturas ya no sorprende que nuestros políticos se lancen como okupas a la conquista de esos paraísos que utilizamos para escapar y refugiarnos ... de su ruido. Tenemos asimilado que no pueden dejar la música en paz, libre de sus luchas partidistas a pesar de la petición de auxilio por parte de los legítimos dueños de esas canciones. Vuelven una y otra vez a usarlas y de ese modo pervertirlas y mancharlas en su triste provecho.
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No es novato, por ejemplo, Vox en este uso indebido de canciones ajenas ahora que se abalanzan sobre “Sólo le pido a Dios” de Juanes, cambiando incluso la letra original (algo prohibido por la Ley de Propiedad Intelectual) convirtiéndola en un “Sólo le pido a Vox”, en una de las más burdas y zopencas manipulaciones que pueda concebirse. Antes ya lo habían hecho con otro tema de Coque Malla: “No puedo vivir sin ti”, en un mitin de Vistalegre. Coque les acabaría confesando que era una canción que aunque media España pensaba que estaba dedicada a la cocaína, la otra media sabía que la verdadera inspiración había nacido como un homenaje de amistad y solidaridad a una relación homosexual entre dos amigos muy queridos por el cantante y que lo habían pasado mal por culpa de la intolerancia y de la estupidez homófoba.
Y antes de eso, Albiol y Rajoy habían utilizado “Seguiremos” de Macaco, para sus últimos mítines en Cataluña algo que según el autor de la canción, Dani Carbonell, contravenía el mensaje de la misma. “Es un tema —confesaba— que escribí con vocación de dar aliento a los desfavorecidos. Una canción que cedí al Hospital San Joan de Deu para que fuera parte de la banda sonora de la lucha para financiar la investigación del cáncer infantil, enormemente lastrada por los recortes en sanidad que ha introducido casualmente el mismo partido que la utiliza con fines electoralistas”. Es decir, lo que sorprende, no es la utilización sin el legítimo permiso de los dueños de estas melodías, sino que sean tan torpes para que en vez de utilizar aquellas canciones que mejor se acomoden a su ideología, se lancen con tantísima puntería sobre las piezas que nacen precisamente para poner en tela de juicio sus propios valores.
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