Hace treinta años, a la mesa del caserío de unos familiares, en lo más profundo de un País Vasco donde el que no estaba con ... los etarras estaba contra ellos, había temas tabúes que no podían comentarse.

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Estos familiares hicieron prosperar, con tesón y sacrificio, su empresa. Ellos se pasaban la política por la bisectriz. Sólo querían, como cualquiera de nosotros, hacer su vida en paz. Pero en esta vida basta que quieras estar tranquilo para que te vengan a tocar las narices.

Por entonces los empresarios vascos que no comulgaban con las doctrinas nacionalistas estaban en la cruceta de ETA. Los otros estaban en su jugo. La banda asesinó a cuarenta y nueve empresarios, secuestró a otros tantos y extorsionó a más de diez mil. Entre estos últimos estaban aquellos que me tocan. Amanecer viendo que han dejado una bala que lleva escrito tu nombre sobre el techo del coche, es un acicate para colaborar nada desdeñable. Dentro de lo malo tuvieron suerte pues, los etarras, a 864 personas no las dejaron pujar por sus vidas.

¿De qué sirvió la romántica lucha armada con la que se disfrazaban? ¿De qué sirvieron las bombas, los asesinatos crueles y cobardes por la espalda, los secuestros...? ¿De qué sirvió dejar a familias sin padres, madres o hijos? ¿Han alcanzado los vascos la anhelada perfección que predicaba el descarriado mental de Sabino Arana o Txillardegi? ¿Son ya los vascos seres de luz? No. Ningún fin justifica la barbarie. La Ekin solo sirvió para derramar sangre inocente y para que, en justicia divina, la estirpe terrorista vea cómo su amada raza vasca se disuelve mestizándose con gente de piel tostada que no conoce -ni le importa- el significado del árbol de Guernica.

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A este hatajo de cobardes, cuyas mentes eran (y son) carcomidas desde la cómoda trinchera por las soflamas de curas y diáconos, nunca los derrotamos. -Padre Mikel, sus declaraciones son para cascarle una excomunión tal que se tirase el resto de sus días evacuando alzacuellos-.

Pero no sólo los etarras tienen las manos manchadas de sangre, nuestros infaustos políticos mediante un pacto mercantilista enjuagado con detergente demócrata, permitieron esconder, bajo las alfombras, la infamia. Casado, ¿y tú has votado no a una moción de censura contra esta calaña? ¿En serio?

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¿Qué pasará con los familiares de las víctimas? Supongo que, como a los pobres enterrados en las cunetas del franquismo, se les hará justicia. ¡Ah, no! Eso de hacer justicia es sólo para quien a la izquierda le interese y ahora los etarras son sus aliados políticos. No hay ninguna humillación en ver a De Juana Chaos arrastrando la barriga por Venezuela; al Zapatero diciendo que Otegi es un hombre de paz o al enterrador que nos preside lamentando el suicidio de un etarra y pactando los presupuestos con sus amigos.

Esta legislatura es una humillación a todos los españoles.

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