Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros” dicen que dijo alguna vez el gran Groucho Marx, sin que nadie sepa a ciencia ... cierta si se le escapó en alguna película, entrevista, libro de memorias o conversación íntima que hubiera trascendido.
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La frase de Groucho es viejita pero tan inspirada y efectiva como una buena canción de los Beatles, Rolling o Simon y Garfunkel. No debería pues extrañarnos mucho, que cualquier día de pronto resucitara, como una de esas hermosas melodías con las que se excitan los nostálgicos y que de pronto son rescatadas del sueño eterno por algún anuncio de colonia o automóviles o alguna de esas películas que las incluyen de nuevo en su banda sonora para darle una segunda o tercera oportunidad de perpetuarse en la memoria de las nuevas generaciones.
Y en efecto, resucitó. En este caso lo hizo no gracias a un spot o una nueva película de Hollywood, sino tras la colosal debacle sufrida por algunas formaciones políticas en las pasadas elecciones generales del 28 de abril. Los caminos del señor son inescrutables.
De pronto en las sedes de esos partidos recién derrotados, en plena sesión de análisis y autocrítica, la frase de Groucho abrió un ojo, luego el otro y al fin comenzó a respirar antes de ponerse a volar de nuevo en muy buena forma y colarse sin remedio en los discursos de aquellos líderes que en sus comparecencias públicas presentaban irónicamente el aspecto de reciente cadáver.
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“Teníamos unos principios en las pasadas elecciones generales que sabemos que no os han gustado mucho. No preocuparse porque ahora tenemos otros para las elecciones municipales y autonómicas del próximo 26 de mayo” decía ahora la frase de Groucho convenientemente alicatada y puesta al día.
Lo maravilloso de la misma es que no venía sola, sino acompañada de una extraordinaria y portentosa coreografía en la que los que estuvieron en posiciones muy próximas a la extrema derecha se iban desplazando con mucha armonía y sin disimulo hacia posiciones más moderadas de centro, originando pequeños atascos en aquellas zonas del espectro político que pudieran considerarse como más templadas, tolerantes y liberales.
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Y en esas estamos. Ya veremos cómo acaba todo. Seguiremos diligentemente informando.
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