Siempre he tenido la sensación de que Fuentes de Oñoro, más que un pueblecito de Salamanca, de España, tendría que ser un minúsculo país, al ... estilo de Andorra, pues es un lugar encerrado en sí mismo. Fuentes de Oñoro, a fin de cuentas, es lo que es, un pueblo del Oeste, y en Salamanca hablar del Oeste es hablar del salvaje Oeste, abandonado y dejado a la buena de Dios por Salamanca, por Valladolid y por Madrid, y ello a pesar de su enclave privilegiado en la frontera más importante entre España y Portugal. Al menos lo fue.
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Pero hay algo en Fuentes de Oñoro que trasciende de la realidad para alcanzar lo paranormal, lo estúpidamente paranormal... aunque sólo se trata de otra vergüenza mayúscula, en este caso firmada y financiada por la Junta de Castilla y León hace mil años. Me refiero a una espléndida estación de autobuses que prácticamente se construyó en su totalidad pero que nunca entró en funcionamiento. Una inversión de 87,4 millones (se supone que de pesetas) dentro de un Plan Regional de Carreteras (¿todos los planes de la Junta son así, fantasmas?), y que se vendió según reza el cartel propagandístico aún en pie como “Aparcamiento de Autobuses, Segunda Fase”. Es decir, no contentos con tirar a la basura una primera fase, tiraron a la basura otros 90 millones de esta segunda fase... Esto sí es corrupción, esto sí es mala, malísima, insana administración del dinero público; esto que les cuento y que está a la vista de cualquiera a plena de luz del día, sí es un escándalo aunque nadie, que yo sepa, jamás ha dicho nada. En Fuentes de Oñoro, tan necesitados de infraestructuras de frontera —su única salvación— tampoco.
El caso es que año tras año pasaba junto a la estación, situada junto a la carreterilla que va a Aldea del Obispo, y me preguntaba qué era aquello... Y así hasta que un día decidí investigar y acercarme: la estación, totalmente abandonada, fue terminada, urbanizada, iluminada, las dársenas acabadas, las ventanas, los cristales (rotos) todo a punto a falta, imagino, del mobiliario... Es decir, una millonada dedicada a ver crecer la hierba... Puro “far West”. Lo más alucinante, ya para remate, es que hoy la estación fantasma queda situada junto a la autovía de enlace que se está construyendo entre España y Portugal, el famoso enlace de la vergüenza y de la muerte, otro fenómeno paranormal de la zona... Y que sepamos, nadie, empezando por el consejero de Fomento de turno que firmara el visto bueno a esta obra, ha pisado la cárcel, con grilletes, orejas de burro, y un cartel en el pecho que dijera, como la otra, “el dinero público no es de nadie”.
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