Escuchando el lunes a Ana Sánchez pedir, con una vehemencia fuera de lo normal, explicaciones al presidente sobre su viaje a París y sobre una ... foto con “empresarios amiguetes”, pensé que el mundo se había vuelto del revés. Me dije: “Esta mujer ha sido ungida de coherencia y por fin ha decidido hacer oposición mirando no solo la paja en el ojo ajeno, sino también la viga en el propio”.

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Pero no. Ana Sánchez, no se refería a los viajes con amigotes que hace en Falcon Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno de España, para ir al Festival Internacional de Benicássim y escuchar al grupo The Killers, del que al parecer es un fan acérrimo. Tampoco señalaba a su compañero socialista por utilizar el avión presidencial para acudir a la boda de su cuñado, por supuesto sin dar explicaciones porque todos estos viajes de ocio y placer, excepto aquel en el que se fotografió dentro del avión con gafas de sol y con cara de chulo piscina, son secreto de Estado por mor de la seguridad del inquilino de La Moncloa.

La vicepresidenta segunda y secretaria de Organización del PSOE se refería al viaje que hizo Mañueco, presidente de la Junta de Castilla y León, a París este fin de semana para ver la final de la Champions, que ganó el equipo de sus amores. El actual presidente del Gobierno regional lleva siguiendo al Real Madrid desde que empezó llevando los cafés a Julián Lanzarote, cuando éste era jefe de la oposición en el Ayuntamiento de Salamanca. Nada sorprendente que haya conseguido entradas, como lo habrá hecho miles de veces y que se haya desplazado a la capital francesa con sus amigos, pero no los que salen en la foto que exhibió la socialista Ana Sánchez como si se tratara casi, casi de presuntos delincuentes. Eso sí voló sin Falcon porque, que yo sepa, un triste presidente autonómico no dispone de esos lujos.

Sembrar la duda sobre si el viaje lo pagó el “empresario” Julián Ramos es como extender las boñigas para intentar que la mierda le llegue a todo el mundo. Usted conoce perfectamente a Julián Ramos alcalde de Guijuelo y durante varios años procurador como usted, pero además de eso y mucho antes que eso, era empresario. Tenía y tiene un laboratorio acreditado que lleva trabajando años y que se dedica a realizar distintos tipos de análisis, entre ellos los test de antígenos. De hecho, en lugar de adoptar doña Ana el papel de “Cruella de Vil”, debería saber que la empresa que organiza la Vuelta Ciclista a España le encargó este tipo de pruebas. Todo un orgullo para un castellano y leonés, y también lo debería ser para una zamorana como usted.

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Y cuando la Junta se planteó los cribados masivos y se los encargó a la empresa guijuelense supongo que no habría ningún impedimento legal, porque de lo contrario no sé qué hace usted gastando energías en tanta verborrea estéril y no utiliza ese ímpetu para acudir a los juzgados a denunciar. Luego igual pasa como con las vacaciones del alcalde de Valladolid, el socialista Óscar Puente, denunciado por cohecho por disfrutar del yate de un empresario con el que había contratado la compra de material de protección durante la pandemia. El asunto quedó archivado. La verdad es que entonces tampoco escuché decir nada a doña Ana Sánchez, como tampoco ha abierto la boca con las adjudicaciones a dedo y a empresas desconocidos que hizo el ministro Illa.

La gente, doña Ana, tiene derecho a vivir al margen de la política o pesar de ella y los empresarios, a los que usted ha incriminado al exhibir una foto junto al presidente de la Junta, son emprendedores, que arriesgan su dinero, que crean puestos de trabajo y que no siempre han “comulgado” con las actuaciones de Mañueco como presidente de la Junta. Usted no tiene derecho a levantar dudas sobre los empresarios. Si hay algo ilegal, vaya al juzgado y no enmierde la política más.

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