“Mediador” es el nombre de la última trama de la vergüenza. Tan parecida a otras, que si cerramos los ojos podemos confundir algunos nombres. ... Los de ahora son Juan Bernardo Fuentes, ex diputado socialista, Francisco Espinosa Navas, general retirado de la Guardia Civil y Antonio Navarro Tacoronte, empresario. Estos tres personajes que captaban empresarios a los que les aseguraban privilegios en contrataciones públicas a cambio de dinero se reunían en el Congreso de los diputados, pero celebraban sus “triunfos” con droga y sexo de pago. Debían ganar mucho dinero porque cada noche se gastaban una media de entre 3.000 y 3.500 euros en las mujeres del catálogo que les ofrecía el “mediador”, Antonio Navarro, bien aderezadas con alcohol y drogas. Según ha declarado el propio Navarro ante el juez, “Tito Berni” —diputado por el PSOE hasta el pasado 14 de febrero—, era quien decía quiénes participaban y lo tenía todo estudiado y mecanizado en cenas, desayunos y almuerzos donde también había diputadas. En las conversaciones grabadas por la Policía Nacional, se recoge al menos un presunto soborno en mano de 2.000 euros, en el Club de Alterne, “Sombras”, de Madrid; pero en el sumario también aparecen conversaciones entre Navarro y “el curita”, uno de los empresarios que, supuestamente, pagaba mordidas... Hay mucho más, pero con esto basta. Es la punta del iceberg de la corrupción presuntamente liderada por este ex diputado socialista y sus secuaces y de la que se habrían beneficiado otros tantos compañeros de partido, mientras debatían sobre la ley del “solo sí es sí” o votaban la ley “integral contra la trata”.

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Él dice que es una víctima y no entiende que su partido le dé la espalda... pero las fotos y los whatsapps que evidencian todo el entretejido de sobornos y favores políticos cada vez son más y se ha hecho público que los investigadores se han descargado sesenta gigas de información comprometedora del teléfono del famoso “mediador”. Suena todo tan viejuno, que es como si nos lo hubieran contado ya; como si los calzoncillos de alguno de estos tipos, coincidiera con las hechuras del tristemente famoso ex director de la Guardia Civil, Luis Roldán. Creíamos que en el siglo XXI ya no podría pasar algo así, pero todo se repite y se trata de ocultar en vez de intentar combatirlo. Porque, si al tal Berni, promocionado de la política regional a la nacional se le apartó de su escaño poco antes de ser imputado, ¿no sería que el partido sabía lo que ocurría antes de que nos enterásemos los demás?

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