Si hiciéramos una lectura actual de los últimos acontecimientos que estamos viviendo, si nos fijamos bien, se nos muestra la lucha de poder en dos ... frentes importantes: por una parte los españoles con sus distintos enfoques de España y por otra la diferente posición actual de nuestros políticos en torno al modelo de país que quieren y que busca cada formación política.
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En España vemos cómo la vieja burguesía, bueno lo poco que queda de ella, no está del todo cómoda con la entrada de los seguidores del populismo en el panorama político de la nación, pero consiente. Unido a esto, la pandemia está siendo el mejor caldo de cultivo para que florezca la pobreza económica, de salud, el miedo... a lo que si además unimos lo que se prevé a finales de año, vamos a tener un pueblo noqueado y manipulable. Con estas mimbres se ha desatado una lucha que se está librando, con hoja de ruta incluida no me cabe duda, entre los populistas y la izquierda deseosos de un modelo nuevo de Estado, contra los seguidores y partidarios de la Constitución de 1978. Si a ello le unimos el deseo desmedido de permanencia en el poder del actual presidente que busca pasar a la Historia como el verdadero destructor del franquismo, parece que nos están llevando al cambio del actual sistema de Monarquía Constitucional a una República, aunque ello implique ‘La caída de los dioses’.
Este ojo observa y sospecha en la política actual de la izquierda, la idea de que ha llegado el momento idóneo para alejarse de la posición que tomara en 1978 admitiendo una Monarquía Constitucional, pues lo hizo como mal menor para dar la estabilidad a un país en transición. Y visto lo visto, lo hizo para salvaguardar la salud a una futura República, aunque ello debiera pasar por aceptar y mantener la Monarquía Constitucional durante el tiempo que fuera y esperar el momento más oportuno para liderar el verdadero cambio. Se trata pues, de una cuestión estratégica, puesto que no podemos obviar el hecho esencial de que España, teniendo en cuenta el número de personas que confían en la izquierda para ser representados, tenga alma republicana por muy coronada que se nos presente.
Mi pregunta es ¿realmente estamos social y económicamente en el mejor momento histórico para abrir este melón? ¿No necesitaríamos tener estabilidad política, como ocurriera en 1978, en un momento como el actual y con un país hundido? La pena es que no tenemos un Suárez.
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Esta España cainita tiene memoria de mosquito y hace cierto aquello de “ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio”. Yo tengo la máxima de hacer del don de la oportunidad el eje de cuanto hacemos en la vida. Generalmente cuando nos empeñamos en algo inoportuno, suele salir mal y solemos forzar las cosas llevándonos a la equivocación. Creo que estamos acumulando una gran cantidad de errores muy graves que nos van a costar a la sociedad española muy caro.
Pediría por Dios, cabeza, sentido de Estado y buena práctica del don de la oportunidad.
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