A Alexandra,

Publicidad

el futuro de México

Acabo de llegar de México, aquí, mi Madre Patria; allí, mi Segunda Patria, pues no alcanzo a distinguir si ... mi espíritu charro es de aquí o de allí. De hecho, atravieso nuestro Campo Charro, sus dehesas, su ganado, sus horizontes cargados para mí de América, y siento México en mí como un fino atardecer. Qué gusto a encina y a espuela. Cómo canta Luis Miguel, “México en la piel”... y España, como canto yo, en mi corazón.

Y allí, en Polanco, junto a sus papás, Marlene y Alejandro, hemos bautizado a Alexandra, Alexita como la llama su padre, y yo he sido el orgulloso padrino —llegué tarde, ¡cómo no!— junto a Miriam... Un día feliz. Estábamos todos... César, Tamar, Sofía, Diego, Guillermo, Memo, Álvaro, Daniel... Casi todo el grupo “Chepe” reunido de nuevo como en nuestros mejores días de Chihuahua. Y a los que no estuvieron, los recordamos... Beto, Isabel, Mattia, Denisse... Recordad que Sinaloa y el Pacífico siguen esperándonos.

Del bautizo de Alexandra me llevé aún mejores sentimientos, de los que necesito para seguir construyendo mi vida. Y es lo que deseo expresar en la columna de hoy, la necesidad de “construirnos” por un mundo mejor, empezando por el nuestro, pues se ha complicado todo tanto que necesitamos parar y reflexionar. Dejar el móvil. Stop.

Publicidad

De España y México, ahora que mi “puente aéreo” lo tengo tan reciente, me viene lo mejor, la Historia corriendo por mis venas y lo más puro de mi esencia: intentar hacerlo bien sin pedirle respuestas a los siglos, que es lo que quiero para Alexandra y para un México sano y limpio, pues orgullo le sobra. México es mi “alter ego”, la tierra en la que me reconozco, las personas a las que siento “hermanas”, el destino de mi aventura. 500 años después, Hernán Cortés celebró su viaje: reunirnos en torno a Alexandra. La aventura de la vida.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad