SE les ve de nuevo a los barones más moderados del Partido Popular (Feijóo y... Feijóo y...Feijóo), comprensiblemente nerviosos e inquietos, tratando de reprender ... mediante afectuosas indirectas en sus comparecencias públicas a su jefe de filas el señor Casado.
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El líder del Partido Popular ha vuelto a entrar en erupción volcánica en plenas vísperas de Navidad, escupiendo insultos de brocha gorda y barbaridades contra sus oponentes políticos, groserías e infundios que avergüenzan y abochornan un poco hasta a sus propios correligionarios, ahora que lo que tocaba era aflojar la cuerda, relajarse y sumarse al espíritu navideño que debe prevalecer estos días. O hacer causa común frente al virus que es lo que mayormente demanda la ciudadanía por encima de propaganda electoralista. Después de todo, a quien más le convenía descansar de crispaciones, era a él mismo. Se le percibe muy cansado de la tensión de tratar de meter en cintura a la señorita Ayuso.
Feijóo, Feijóo y Feijóo, seguramente se entretienen en su grupo de whatsapp de moderados, haciendo cábalas, sobre de qué estará compuesta la poción que cada poco se toma Casado al despertar, ese dichoso jarabe que separa su lado más humano y civilizado del maléfico y bravucón. O lo que es lo mismo: al moderado Doctor Jekyll, con el que es un gusto compartir sobremesa de mariscos en alguno de estos maravillosos restaurantes que recorren las Rías Baixas, del radical y faltón Hyde que como un poseso dispara improperios y escarnios y con el que jamás se tomarían ni un café en el bar de la esquina.
Habrá quien pensará que la poción con que se desayuna el líder, bien pudiera estar siendo adulterada o envenenada muy conscientemente por él mismo o por los propios interesados en que la fuga de votos hacia posturas de ultraderecha que se produjo en anteriores elecciones no se repita en las próximas convocatorias que ya se han anunciado en Castilla y León y que se vislumbran en el horizonte en Andalucía. Al fin y al cabo, quedando fuera de combate Ciudadanos, ya no existe amenaza de pérdida en las posturas de centro derecha.
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Es en cualquier caso una hipótesis sin confirmar. Una simple teoría que en definitiva trata de arrojar algo de luz ante el colosal desvarío de una lengua desatada que nadie por el momento consigue domesticar del todo.
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