Algo vamos viendo de la vieja normalidad: hoy regresa FITUR, y a finales de mes Madrid Fusión, donde se presenta el III Congreso Internacional del ... Ibérico. ¿Nos habremos librado entonces de las mascarillas en espacios públicos? Fernando Simón, con medida ambigüedad, sugiere que así será. A la feria de turismo vamos con todo lo que tenemos y algo más, y al encuentro gastronómico con una veintena de restaurantes de lo mejor de la casa y una despensa que te quita en sentido. Podemos invitar a chanfaina, que está de actualidad. Este domingo pude comprobar en Madrid que allí todo el mundo habla bien de Salamanca: eso que tenemos ganado. Torres de flores, presentadas por la concejala María Victoria Bermejo, saludan en la calle a este nuevo tiempo lleno de esperanza, pero también de incertidumbre sobre si conoceremos o no a nuestros vecinos sin mascarilla. La concejala presenta hoy las celebraciones de San Juan de Sahagún y veremos hasta dónde llegan, es decir, si van más allá de las últimas fiestas virtuales. En fin, buscamos, como el pobre Franco Battiato, un centro de gravedad permanente que no varíe lo que ahora pienso de las cosas, de la gente. A Battiato le vimos en la añorada Salamanca de 2002, en la carpa de las Adoratrices, que continúa en expectativa de destino, como tantos recintos desocupados. Este lo tenía, un espacio escénico diseñado por Emilio Sánchez Gil, pero, ay, los bandos salmantinos, esos bandos, esos fundamentalismos... Ha muerto mediado mayo—“en las calles era mayo y caminábamos juntos, cortando entre bromas manojos de ortiga”—sin memoria de sus canciones ni de aquella función en Salamanca, por su alzehimer.
Publicidad
Los museos –ayer fue su día internacional—alivian la desmemoria de las ciudades, sobre todo cuando recuerdan lo ausente. Pinta bien, me han dicho, el centro de la “Salamanca Desaparecida”, que recordé el sábado pasado desde el Cerro de San Vicente, que es un espacio único para recordar. E imaginar. Por ejemplo, que ahí hubo un monasterio como el dominico de San Esteban en envergadura y belleza, me contaron las arqueólogas Cristina y Elvira, y su compañero y colega Juan. Desde ahí se veían el convento de La Merced, los colegios del Rey, Trilingüe, Oviedo y Cuenca, el convento agustino donde vivió y fue enterrado Fray Luis de León... Pero no olvidemos que en el subsuelo de este cerro hay varias ciudades enterradas anteriores a nuestra era. Tiene algo de santuario ese lugar con restos que son reliquias.
Pobre Battiato y pobre Shane Kimbrough, el astronauta que nos regaló hace unos días una imagen extraordinaria de Salamanca desde el espacio y lo llevamos a un auto de fe por una paella o una chanfaina, lo que me recuerda a los que van a la Universidad a ver la rana y sólo la ven a ella. Lamento comunicar que en el mundo es más conocida la paella que nuestra chanfaina, que no tiene emoticono. Gracias, Shane, por esa fotografía, que merece la categoría de póster, en la que se marca la silueta del Tormes con sus codos y su comba, la de aquella ciudad varias veces amurallada y la que hoy se desparrama buscando esa normalidad que, dicen, tenemos al alcance de la mano. Un auto de fe para nuestro amigo astronauta del que se ha librado Daniel Llanos con su dimisión, pero ya estaba la estaca, la leña y el fuego preparado en la Plaza de la Lonja para la quema, como la de aquel cuadro de San Isidro. No tenía sentido seguir desprovisto de la autoridad que un episodio así te quita, convirtiéndote en presa fácil para los discursos.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.