Soy consciente de que tuve suerte pero la otra noche apreté a boleo el mando a distancia y lejos de dejarme, como sería lo habitual, ... en algún concurso gastronómico o en la guerra testamentaria de la familia Pantoja Rivera o en el guirigay de alguna de esas tertulias políticas, me dejó frente al genial Gila, que parece que había regresado del más allá, vestido de bombero.
Publicidad
A los dos minutos estaba riéndome a carcajadas como no recordaba haberlo hecho en meses. Qué necesaria la risa en estos momentos duros que nos ha tocado vivir, para eso, precisamente para vivir. Terminado el incendio, Miguel Gila apareció con bata de médico sentado en su consultorio nada menos que profetizando la atención sanitaria telefónica de estos días. Luego con traje militar telefoneó al enemigo intentando cambiar la hora prevista de ataque. Más tarde se calzó una boina y comenzó a disparar sus atávicas y brutales experiencias en el pueblo.
Intento recordar cuándo fue la última vez que me reí con un humorista. ¿Fue también con Gila? O puede que fuera con los geniales Tip y Coll. O con aquellos diálogos absurdos que se traían entre manos Faemino y Cansado. O con Martes y Trece telefoneando a Encarna. O con el hiperactivo Chiquito de la Calzada. O con Eugenio. Todos sublimes, fabricantes de un humor que incluso enlatado y con el transcurso del tiempo sigue invitándonos al saludable ejercicio de la risa.
Cómicos únicos y originalísimos tan distintos y distantes de este humor zafio, cutre, hiriente facilón y arrogante de los humoristas de la actualidad, apenas solo pendientes de ir pasando lista al trending topic de las redes sociales y apuntar la matrícula de último personaje público que metió la pata o tuvo la imprudencia de emitir una opinión, acaso políticamente incorrecta. Su único concepto del humor está basado en el escarnio público del árbol caído. ¿A quién toca despellejar hoy? parece la pregunta que se hacen cada día. A ese menester se reduce su dudoso talento.
Publicidad
¿En qué contenedor de basura caduca y grosera quedará el humor de brocha gorda de los humoristas de actualidad? Quién sabe. Lo que es seguro es que ninguno podrá presumir, cuando dejen de estar de moda, de que sus actuaciones sean capaces de despertar la risa que aún nos provoca el gran Gila.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.