SEGURO que más de uno habréis oído eso de “hay gente pa to”, pero dicho así, dicho mal a sabiendas, dicho así que es como ... tiene fuerza, como se entiende. Y es que es verdad, hay gente de todo tipo y condición, que cada uno somos de nuestro padre y nuestra madre. El ser diferentes no es malo, puede aportar riqueza a nuestra sociedad, pero no nos engañemos ni dejemos que el “bienquedismo” que nos están metiendo en vena nos confunda. Hay gente que es mejor que otra. Hay personas con mayúsculas y otros que deberían extinguirse por el bien de la humanidad.
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Pero oye hay que aprender de los grandes, es más todes unides deberíamos aprender de ellos (¿se me entiende la ironía?). Lección de estos últimos días de este clan: puedes decir lo que te dé la gana siempre que sea rapeando y que no vayas en contra de ellos. Curioso ¿no? Bueno yo diría repugnante. Y justo esta lección nos la vienen a dar lo que defienden regímenes pseudo democráticos latinoamericanos. Para mear y no echar gota.
Mención aparte merecen los que hacen un uso mal debido de su “poder”, de los “tira placas” que se pasean por la ciudad pensando que son los reyes mambo, los más chulos del barrio, los Chuck Norris de la ciudad... Los policías que deciden presumir, ningunear y fastidiar. Los que se van desilusionados cuando hay una falsa denuncia porque no han podido detener a nadie. Y los hay, no son muchos, pero los hay. Y hacen un daño enorme a la imagen del Cuerpo, porque en esta época tensa en la que estamos todos hasta la coronilla (por no decir otra expresión), lo que necesitamos es que nos calmen y ayuden, no que vengan con los brazos en jarra y sacando paquete (masculinidad mal entendida).
Pero hay gente y gente, hay “gente pa to” y los hay que compensan, que, como siempre dice Quique (mi amigo, no mi perro) lo importante es compensar. Y yo, tengo la suerte de cruzarme a menudo con el barrendero de mi barrio. Un chico educado, amable y que siempre me desea que pase un buen día. Y son esas cosas, las que no cuestan nada, las que te hacen pensar que sigue habiendo gente buena, gente con los que da gusto cruzarse. Ojalá cundiera el ejemplo y hubiera muchos más de los segundos y menos de los primeros, pero todo en la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
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