FRANCISCO Antón fue un ferroviario español que en el primer tercio del siglo XX entró en el Partido Comunista de España, donde llegó a ocupar ... puestos de alta responsabilidad, como el de Secretario General del partido en Madrid. Pero su mayor notoriedad la alcanzó cuando se juntó con Dolores Ibárruri, La Pasionaria, y ambos se hicieron amantes. Esa relación terminó en 1943, ya en el exilio en la URSS.

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Pero lo que de verdad le debió Francisco Antón a Pasionaria (aparte de los amores) no fue su ascenso sino su caída en desgracia. A impulsos de ella, entonces Secretaria General, lo expulsaron del PCE y ordenaron a los “camaradas” que dejaran de hablarle. Aquella expulsión se disfrazó -como siempre- de “desviaciones” ideológicas o políticas, pero la causa no fue otra que un ataque de celos, violentos y destemplados, de Pasionaria.

Francisco huyó de la URSS y, con la ayuda de los sindicalistas polacos, recaló a trabajar en Polonia, pero hasta allí lo persiguió Pasionaria. Por eso, en cuanto acabó la II Guerra Mundial, Antón se refugió en Francia y allí se casó con una joven exiliada, con quien en 1948 tuvo una hija, Carmen Antón Rodríguez, a quien muchos años después tuve ocasión de conocer en Madrid.

Almudena Grandes, autora de “Inés y la alegría” (2010), describió a Francisco Antón como un gigoló, un guapo que asciende en el Partido Comunista a través de sus amores con La Pasionaria:

“...mujeres del auditorio le aplauden embobadas... Porque Francisco Antón sí es un hombre guapo. Veinticinco años, alto, apuesto, pero sobre todo guapo, con piel de terciopelo oscuro...”.

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Carmen Antón Rodríguez se sintió ofendida y exigió al editor de la novela multitud de rectificaciones, además de escribirle una carta a la señora Grandes donde le detalla sus quejas (señaló veinticinco páginas de la novela, cada una de las cuales contiene un error acerca de su padre o una descalificación contra él).

La carta terminaba así: “Como no has considerado oportuno llamarme por teléfono cuando te lo pedí, te escribo sin mucha esperanza y con mucha tristeza”. Inmediatamente antes de estas palabras se lee lo siguiente:

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Mi madre falleció justo el pasado 31 de agosto y leer tu libro fue aún más duro para mí porque acababa de enterrarla... Me molesta mucho que ganes tanto dinero contando sus vidas de esa manera... Mis padres, de los que estamos muy orgullosas (todas, incluidas nuestras hijas y nietas), han dado tanto de su vida por luchar por un mundo mejor que se merecen un reconocimiento y un respeto.

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