Hace ahora siete años que la muerte se acercó —y de qué forma— a Fernando Savater. Murió Sara Torres, su esposa y su cómplice. El ... quedó hecho polvo y así lo escribió. Se quedó sin ganas de vivir y anunció que no quería escribir más libros. Sin embargo, acaba de publicar uno (Ariel 2021) titulado Solo integral. ¿Qué es eso de solo integral? En el alpinismo se conoce como solo integral cuando se asciende sin ayuda de cuerdas y arneses, la modalidad más extrema.
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A Savater, tras la muerte de Sara le quedó el turf, las carreras de caballos, fuente de placer inagotable. Y le quedó también la irrenunciable pasión por escribir.
Por eso aceptó publicar en El País una breve columna semanal de trescientas palabras. Y allí ha venido demostrando que es muy capaz de construir piezas animadas, ingeniosas, irónicas, bien escritas. “Pensando, componiendo y afinando mis columnas lo he pasado mejor que nunca.”
Ahora, el nuevo progresismo lo acusa de haberse derechizado, él tan de izquierdas que era. La pregunta no es cuándo Savater ha dejado de ser de izquierda sino “cómo ha cambiado tanto la izquierda que yo conocí”.
Somos muchos los que estamos sintiendo lo mismo que Savater, sobre todo y en primer lugar quienes hemos creído —y lo seguimos creyendo— que los nacionalismos son siempre contrarios a la razón. En España son contrarios a nuestra Constitución y, por lo tanto, al entendimiento entre españoles. En el fondo, a nuestra convivencia democrática. Pensar que los separatistas son de izquierdas es, simplemente una sandez y una mentira. Por eso no nos gustan nada Pedro Sánchez y sus malas compañías separatistas.
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El libro que aquí se comenta recoge lo mejor de esas columnas de Savater y, como ha escrito el crítico Fernando García Ramírez, “Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo con los temas que plantea Savater, pero lo que no puedo es regatearle el temple liberal que se respira en este libro, en el que ha alcanzado el tono de alguien feliz que se pasea por el mundo soltando opiniones a diestra y siniestra, que por eso le pagan, de eso vive, y gracias a eso nosotros leemos, recibimos las ideas, las negaciones, las explicaciones, los buenos y malos humores de este pensador que sigue pensando en España, los dilemas de la ética, el letal prohibicionismo, el amor y el desamor, pero sobre todo que nos sigue hablando de libros, de ideas, que sigue criticando lo que ve”.
El último discurso que le oí pronunciar a Savater fue para agradecer el honor que le entregó la Comunidad de Madrid y fue un monumento a la humildad.
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