Si los fenómenos culturales tienen que ver con las formas de vida de la sociedad, la mayoría de estos supuestos “fenómenos” dice muy poco de ... unas manifestaciones sociales que más parecen propias de antropoides que de seres civilizados del siglo XXI. No se trata, ni mucho menos, de hacer un sesudo estudio antropológico, sino de echar una mirada alrededor y observar sin apasionamientos lo que acontece en nuestro entorno. Mitos de nuevo cuño, modas y modelos de escasa ejemplaridad, “influencers” que a través de la tecnología y las redes marcan determinados comportamientos, gentes de relumbre social, pero de moralidad dudosa y politiquillos que nunca han dado un palo al agua y viven a costa del contribuyente, constituyen ese espeso magma socializante y globalizante de patrones compartidos que acaban por encasillarnos en el tan mentado pensamiento único. Más que pensamiento único, estupidez única, matizaría yo.
Publicidad
Habrá quien crea que cualquier tipo de espectáculo entra en la categoría de fenómeno social. Del mismo modo, sostienen algunos, que los saberes y avances de la ciencia deberían ir encaminados a una finalidad utilitarista. Ni lo uno, ni lo otro. El espectáculo de las “juras” y “tomas” en el Congreso de los Diputados que marcaban el inicio de la legislatura, con su guirigay y su vocinglería indigna de tan sagrado escenario, no llegó a ser fenómeno social, por más que todos los medios hicieran llegar a televidentes, radioescuchas y lectores los momentos más esperpénticos del juego circense con saltimbanquis y volatineros de la política en plena actuación mediática. De entre las fórmulas más o menos ingeniosas utilizadas por los nuevos colegiales, me maravilló la flagrante contradicción en términos que supone prometer “por la República” el acatamiento de una Constitución monárquica. Nos esperan días de gloria en el hemiciclo con tanto badulaque apesebrado chupando del bote. La sabiduría popular nos recuerda que “con capa de letrado mucho asno anda disfrazado”.
Fenómeno cultural ha sido una serie televisiva que yo nunca he visto y que va de tronos. Pues si va de tronos, poco republicana me parece. El impacto ha debido de ser muy gordo a juzgar por la casi completa paralización del país a resultas del último capítulo. Supongo que al final el forajido se acabaría casando con la hija del ranchero. Y en otro de estos fenómenos culturales de la tele braguiflojera, un tipo confiesa que ha perdido el apetito sexual como consecuencia de una dolencia que lo tuvo postrado. Lástima, pena y dolor. Con lo bien que se lo pasaría entre la chusma semi-empelotada de supervivientes en playas de follaje caribeño. En ese escenario, pellejos ajados conviven con añejas glorias de pretérita fama. ¿Espectáculo? No; es la cultura, imbécil. Eso. Equilicuá.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.