“Fachas con toga” es la última barbaridad vista en el impune circo político que vivimos en España y al que los espectadores, los ciudadanos, ... asistimos con una exasperante laxitud, como ocurre con el vergonzoso trato de favor y blanqueamiento que están recibiendo los hijos de la gran puta de ETA, o con la criminal destrucción del Estado que se lleva a cabo desde las mismísimas instituciones del Estado y, para mayor escarnio, desde la mismísima presidencia del Gobierno. Y todo a cuenta de otra cortina de humo, de otro aborto legislativo como es la Ley de Garantía de Libertad Sexual, conocida como “ley del solo sí es sí”.

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“Fachas con toga” dicen los de Podemos, miembros del Gobierno incluidos. Y como ocurre con todo lo demás en este país demenciado y sin memoria, no pasa nada. Difamar, agredir con inquina y diversión a los pilares del Estado, sale gratis, tanto que ningún analfabeto millonario de la nueva hornada de políticos se corta en sus declaraciones, en sus exabruptos, en sus delitos verbales. Cualquier retrasado tiene el derecho tácito a expresar su terrorismo verbal no contra el PP, no contra los jueces, sino contra todos españoles. Y además de expresarlo tienen siempre a sus pies un micrófono tonto en el que pregonar más fuerte y más lejos sus odios. “Fachas con toga”, hay que joderse con esta banda de payasos.

Ayer mismo el CGPJ emitió un comunicado en el que expresaba “su más firme repulsa a los intolerables ataques vertidos en las últimas horas contra los miembros del Poder Judicial por algunos responsables políticos”. Ese es el error que cometemos todos: considerar “responsable” a esta jauría antisistema que nos gobierna, que nos gestiona, que nos legisla, o que directamente nos juzga, como la jueza y diputada de Podemos, Victoria Rosell. Estamos rodeados y no me refiero al “fuerte de Comansi”...

Tenemos un país prácticamente quebrado social e institucionalmente, solo mantenido por la inercia y por la responsabilidad que sí tiene y demuestra el ciudadano medio, y no todos, desde luego.

Están desmontando ladrillo a ladrillo nuestro bienestar, y nuestra seguridad, empezando por la jurídica. Jamás he visto una cosa igual, que políticos y miembros del Gobierno lancen sus furibundos ataques contra el Poder Judicial en un claro acto de rebelión y acoso, sin duda tratando de amedrentar a quienes tantas veces tienen que juzgarles por corruptos. La mejor defensa es un buen ataque, deben de sostener estos subnormales electos a los que la Justicia tiene que hacer frente con su mejor arma: la Ley. Si es que queda Ley. Orden no.

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