Ayer tuve que recordar a una amiga que era el santo de su hija. La niña se llama Vega, pero mi amiga no tenía ni ... idea de que el 8 de septiembre se celebra el día de la Virgen de la Vega. Es curioso que nuestro día coincida con el Día de Asturias, quizá por eso sea que los asturianos y los salmantinos tengamos tanta afinidad. Creo que es algo que se nota, y mucho, en los alumnos que vienen a estudiar sus carreras aquí. Yo conocí a muchos y buenos asturianos en mis años de la facultad.

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Porque estamos de fiestas y estos días la ciudad es un poco diferente, se la ve un poco más animada, algo más sonriente. Vale, puede que simplemente sea porque han vuelto los universitarios y, ver a gente joven por la calle, aunque solo sean prestados, da otro ambiente.

¿Cómo podemos notar que estamos en fiestas? Sobretodo por los fuegos artificiales, los conciertos en la Plaza Mayor (¡han vuelto!), las casetas para tomar algo y los festejos taurinos.

Muchas veces, cuando saco a mi perro de paseo y se acerca un día de fuegos, oigo cómo algunos dueños protestan porque a su perro le dan mucho miedo y lo pasa mal. Y lo entiendo, pero también entiendo que el espectáculo de los fuegos es algo que gusta, y mucho, a niños y adultos. No creo que sea algo que se deba dejar de hacer. Los dueños de perros asustadizos saben qué día y hora van a tener ese ruido y pueden ir a casa, cerrar ventanas y bajar persianas, tranquilizar al perro... Esos mismos perros también pasan un mal rato con una tormenta y hay que gestionarlo.

Que vayamos recuperando la normalidad y volvamos a poder tener los conciertos en la plaza más bonita de Europa (y del mundo) es, sin duda, una buena noticia. Es verdad que este año los artistas no son los que más me llaman la atención, pero es cuestión de gustos, no van a venir siempre los que a mí me apetecen.

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Con las casetas tengo una relación amor-odio, lo confieso, lo reconozco, no lo escondo. Porque por un lado siempre he pensado que en vez de estar comiendo de pie pasando calor (o frío, que el tiempo no parece que nos vaya a acompañar mucho) en un plato de papel, prefiero irme a un bar y estar ahí más cómodo con mi vaso de cristal. Pero también es verdad que eso de “meterse en el barro”, de perder un poco las formas y la corrección, es algo que nos gusta. El encanto de lo cutre, de lo hortera, porque lo tiene. Véase el éxito del espumillón en navidades.

Y los toros. Salamanca es taurina le pese a quien le pese. Al que no le gusten que no vaya, es así de sencillo.

Disfruta de las fiestas, que ya llega el invierno.

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