Repasando la lista de los parlamentarios nacionales me he vuelto loca. Una y otra vez contaba y solo me salían tres diputados y cuatro senadores. ... Después de muchas vueltas, tiro de hemeroteca y caigo en la cuenta de que el cuarto diputado por Salamanca es el que consiguió Vox. Víctor González Coello de Portugal tan ausente de Salamanca y de sus problemas como presente en América Latina, donde no escatima esfuerzos en defender las democracias en países como Perú, Bolivia o Cuba, que no seré yo la que diga que no hay que hacerlo, aunque primero será atender lo de casa.

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El parlamentario es un hombre educado, de trato afable y con sangre paterna en Puerto de Béjar, pero cuando los salmantinos ni nos acordamos de su existencia ni lo echamos de menos, es que algo está fallando. En Salamanca tenemos problemas para recuperar las frecuencias del tren rápido a Madrid, tenemos serias dificultades para que el Gobierno de España nos tenga en cuenta en el reparto de los fondos europeos Next Generation, nos acaban de quitar el Observatorio Global del Español que se ha llevado por obra y gracia de Pedro Sánchez a La Rioja y ahora, el consejero de Cultura de la Junta de Castilla y León, Gonzalo Santonja, también de Vox y bejarano de nacimiento, pretende crear el Centro de los Orígenes del Español en Burgos, que es tanto como despilfarrar recursos para repartir entre todos las migajas de una industria que hoy por hoy solo existe en Salamanca. Esto no pasaría si el diputado de Vox estuviera más en los asuntos de la tierra que lo votó y a la que le debe el escaño en el Congreso de los Diputados y menos impartiendo “magisterio” democrático en América Latina.

Tal vez su mujer y madre de sus nueve hijos, Margarita de la Pisa, eurodiputada por la formación de Santiago Abascal, pudiera hacer esas tareas diplomáticas o didácticas en los países latinoamericanos. Creo que además es una de las parlamentarias europeas más activas en cuanto al número de iniciativas presentadas en la Cámara.

No se puede decir que la pareja política no se curre los escaños que han conseguido por el partido Vox, pero lo cierto es que nuestro parlamentario nacional podría ser diputado por cualquier otra provincia de España. Vox no puede ser como los de Bilbao, que nacen donde quieren, porque los electores no somos idiotas y reconocemos a los prepotentes o a los “jetas” que viven de eslóganes. Y es que no solo de pan vive el hombre.

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Vox ha vivido de espaldas a la realidad en un momento en el que muchos españoles tenían que agarrarse a quien defendiera sin complejos lo que el sanchismo estaba pisoteando. Pero cuando lo prioritario es el bolsillo porque muchos tienen dificultades para llegar a fin de mes, porque cada vez más negocios ven complicado continuar con la trapa de la puerta subida porque el coste de encender cada día las luces es inasumible, Vox se ha revelado como prescindible. Y es lo que ha ocurrido con Macarena Olona en Andalucía. La candidata de Vox ganó el domingo dos escaños más de los que tenía la formación verde, pero es como si hubiera perdido las elecciones, porque los 14 diputados autonómicos son irrelevantes ante un Juanma Moreno que ha ganado con una holgada mayoría absoluta para gobernar sin amenazas. Vox ha aterrizado con prepotencia y arrogancia y los andaluces se han decantado por el voto útil de la gestión, la experiencia y la humildad.

En Salamanca Vox está desaparecido. Sin ir más lejos, el lunes cuando desde este periódico se intentó conseguir una valoración de lo ocurrido en las elecciones andaluzas, fue imposible que alguien hablara. La nueva directora de Producción Agrícola, la salmantina Teresa Rodríguez, tampoco ha vuelto a coger el teléfono. La comunicación con sus votantes brilla por su ausencia y al final no es posible vivir todo el tiempo de las rentas y la marca, por muy buenas que sean.

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