Recuerdo como si fuera hoy el día que la organización de hijos de la gran puta conocida como ETA asesinó a Miguel Ángel Blanco. Estaba ... en Dallas, entre los rascacielos de su centro financiero, y aún puedo verme llorando por aquella España violada y arrastrada por el fango del odio y de la locura.

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Recuerdo también la estremecedora foto de portada, imagino que del diario local “The Dallas Morning News”, de una gran manifestación en la que mis compatriotas imploraban por la vida del joven concejal. El cielo de Texas estaba limpio y azul y el sol brillaba radiante aquel día, cuando supimos de su ejecución a manos de los hijos de la gran puta de ETA, los mismos que hoy, 25 años después, van de adalides de la democracia y cuyas instituciones han prostituido para siempre con su simple presencia en ellas.

No hay nada más vomitivo y antidemocrático que ver a esta escoria fuera de las cárceles y dentro de unas listas electorales que los han llevado a los ayuntamientos, a los parlamentos autonómicos y al Congreso de los Diputados. Y sin pausa, de la cárcel al cielo, de pegar tiros en la nuca a dar lecciones de urbanidad, ciudadanía y libertad; hasta meterse, como la serpiente asesina que les representa, en el Gobierno de España, puro Gobierno de mastuerzos, aunque conviene no olvidar que el PP también es cómplice del mecanismo de blanqueamiento de asesinos y genocidas que ahora culmina con la Ley de la Memoria Democrática, que es como decir la Historia a la carta de las ratas.

Antes había un grave delito llamado de colaboración con banda armada, el mismo que hoy, por arte de la magia negra de la política inmoral, ha pasado a ser un acto de dialogo y de exaltación de la democracia gracias a las capas y capas de burda pintura aplicadas sobre nuestro pasado, sobre los hechos consumados, datados y certificados de nuestra Historia...

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Pedro Sánchez, sin ir más lejos, no es un filo-etarra ni colabora con los hijos de la gran puta, ¡nooo, cómo se puede decir tal cosa!, Pedro Sánchez dialoga, es un hombre de paz, como Otegui, un hombre que vela por nosotros, pobres españolitos que hemos venido al mundo y a quienes España, esta España infame y siniestra, nos ha helado el corazón, parafraseando con respeto a Antonio Machado.

Y todo por intoxicar, por torpedear la realidad, por confundir y sobre todo por anular a las nuevas generaciones, que crezcan en el vacío mental, que para contenidos ya está el entretenimiento estúpido de “Tiktok” y sus “tiktokers”. Y mientras, Miguel Ángel Blanco enterrado en una aldea de Orense, pues en España, hasta los muertos están condenados al exilio. En realidad, nada pasó.

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