En la calle se pasa frío, mucho frío. Pues bien, ahí es adonde nos han condenado a los vecinos de Salamanca si queremos tomar un ... café o disfrutar de un aperitivo. Desde hoy, albricias, la hostelería puede reabrir sus negocios, aunque más que una buena noticia se trata de una condena, según afirman los responsables de estos establecimientos que aportan y soportan buena parte de la economía de Salamanca. Reiniciar la actividad con las restricciones impuestas por la Junta de Castilla y León supone recibir un torpedo en la línea de flotación. Abrir con un tercio de aforo en interior y con toque de queda a las 22:00 horas no es más que un caramelo a la puerta de un colegio. Y lo peor de todo es que son lentejas, eso sí, disfrazadas de un buen condimento cuando, en realidad, se han cocido solamente con agua. Agua que ha puesto el Gobierno regional, que ha invitado a los ‘cocineros’ de la Región a que aporten sus recetas para luego, no tenerlas en cuenta. ¿Diálogo? Sí, unidireccional, ni siquiera un diálogo de besugos, porque una parte no fue tenida en cuenta, no fue escuchada. A todo ello hay que sumar un confinamiento perimetral que deja a Salamanca aislada, convirtiéndose en un archipiélago, con un complicado futuro.

Publicidad

Los hosteleros tampoco han pedido la luna. En lugar de un aforo del 33%, que sea un 50%, como ocurre en Madrid. Y que el toque de queda se prolongue a las doce de la noche en lugar de a las 10, tiempo suficiente para permitir que podamos cenar en establecimientos seguros, que tratan de sobrevivir dos veces: como el resto, ante un virus brutal, y como solo ellos han sufrido -junto a grandes superficies y gimnasios-. Un auténtico drama que no llega acompañado de ayudas. La Junta apunta a Moncloa para que pague esa ronda, a costa de las ayudas que provienen de Europa. Mientras tanto, muchas familias que durante años han trabajado a destajo para labrarse un porvenir han agotado sus ahorros y ahora visitan CEAS y solicitan ayudas sociales para sobrevivir. De poco sirve hablar de ayudas para paravientos, estufas o pantallas, cuando ni siquiera hay dinero en caja para reponer cámaras. Todavía tengo la esperanza de que el Gobierno regional esté a la altura para compensar a quienes se han dejado los ahorros de una vida para comer este tiempo sin actividad. Porque esto sí que es urgente y necesario. Tal vez me tachen de iluso, pero me niego a pensar que el Ejecutivo regional sea capaz de dejar tirado a todo un sector tan importante, generador de riqueza y empleo como pocos. Aún confío, sí. Espero un golpe de efecto, porque en ese Gobierno hay personas con sentimientos, con sensibilidad. En todo caso, si no lo hace, nos toca a los demás echar el resto. Salgamos a comer a cenar, tomemos café, recuperemos el aperitivo y si puede ser por partida doble, mucho mejor. Nos daremos doble satisfacción: cuando consumamos y cuando nuestro vecino o amigo hostelero recupere su actividad, su dignidad, su vida. Ni que decir tiene que lo haremos con responsabilidad, la que nos acompaña a la mayoría, para que la salud nos acompañe.

Pasaremos el Puente festivo sin turismo y con frío, mucho frío. Pero con ganas de Navidad. Y qué mejor forma que hacerlo planificando las próximas semanas y por qué no, echando una mano a Papá Noel y a Sus Majestades los Reyes Magos. Este año tendrán más complicado hacer acopio de regalos, así que contribuyamos a ello. Y la mejor forma será hacerlo con la Tarjeta Activa que ha puesto en marcha el Ayuntamiento de Salamanca y que nos permitirá disponer de 50 euros si gastamos 150 euros en los establecimientos adheridos a la promoción, más de 300 en la ciudad. Es decir, gastamos 150 y nos devolverán 50 para poder canjear posteriormente. Una buena medida para reactivar el consumo e incentivarlo aún más para que se transforme en el mejor aguinaldo en estas fechas para quienes viven del comercio y la restauración.

La próxima Navidad será especial pero solo espero que sea la más ‘cerda’ e ‘ibérica’ en años. Consumamos cochinillo, embutido, jamón... y ternera, lechal, de la tierra. Ya tendremos tiempo, si Dios quiere, de caprichos allende nuestra tierra.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad