No me agrada escuchar los reiterados comentarios sobre lo embelesada que suspira por Pedro Sánchez Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea. ... Ursula von der Leyen tiene marido, siete hijos y muchos más dedos de frente de los que se le suponen en esos cotilleos sin argumentos. Lo que sí es cierto es que Sánchez seduce en Bruselas a golpe de talonario estatal y de apoyos al mejor postor. Y si hasta ahora había evitado una inspección más exhaustiva del destino de los fondos europeos es porque, quien más quien menos, casi cada gobierno europeo ha hecho de su capa un sayo con el maná y a nadie le interesa que las autoridades pongan excesivo celo en las tareas de control.

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Los diplomáticos españoles recorren el continente en busca de “papeles”, documentos elaborados por sus socios con propuestas a las que ofrecen su apoyo a cambio de la contraprestación más preciada para Sánchez: el reconocimiento, que a la contraparte suele salirle gratis. Bruselas, en este sentido, es un mercado de influencias que, si bien carece de la altura moral que a muchos nos gustaría, ejerce una sana y beneficiosa función: la de mantener en paz a la tropa europea. Y así vamos tirando. Lo que ocurre es que, cuando los inspectores de Bruselas han llegado a España, se han encontrado con tal berenjenal que el destino de los fondos ya es casi lo de menos. En las últimas semanas han comenzado a aparecer en la prensa europea artículos sobre las rebajas de penas a los violadores y sobre los “tropiezos” de la coalición, sobre la inflación y sobre el desempleo, sobre la pataleta por la decisión de Ferrovial y sobre el impuesto a los bancos. Como esa imagen, firmada por corresponsales, quita el sueño al presidente, Moncloa se encarga de manejar a periodistas extranjeros afines, a los que premia después con ponencias en congresos y con bolos en los Institutos Cervantes, pero ni aun así.

El velo está cayendo y deja ojipláticos a quienes descubren el verdadero rostro del gobierno de España. Como durante la reciente visita a Berlín de Marlaska: los ministros de Interior de Alemania y Holanda, que atendieron con él a la prensa, tiraron cara de póker cuando al español comenzaron a preguntarle por el marido de una tal Gámez. Los equipos de comunicación de Faeser y Hall se documentaron a toro pasado, para entender qué se había dicho en aquella extraña rueda de prensa, y todavía están flipando con el culebrón del “Tito Berni”. Y esto no es bueno para España, pero sí es lógico. Y espera a que se percaten de cómo ha solucionado el gobierno español de un plumazo el problema de las pensiones. Si se sigue recibiendo al gobierno en Europa es porque, a diferencia de nuestros vecinos europeos, los españoles nos resignamos sin echarnos a la calle y sufrimos en silencio, como quien padece hemorroides.

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