VERÁN. Al principio de la pandemia, cuando parecía que había una cierta homogeneidad entre medidas y países, cuando la única posibilidad de cierta inmunidad posible ... o imposible respecto al malvado covid-19 se circunscribía a haberlo pasado, Ayuso, siempre capaz de decir lo que piensa, sin filtro, para la bueno y para lo malo, soltó que un pasaporte ayudaría a que la economía comenzara a moverse. Bien. A casi todo el mundo le pareció una barbaridad y le echaron en cara una y otra vez su “insolidaridad”. Ha pasado mucha pandemia desde entonces. Ya estamos en 2022, que para alguno supone el año del principio del fin —aunque otros se empeñan en señalarlo en el año que viene— y es ahora cuando cada cual decide, mira tú, si pone o impone pasaporte o no y a quién. Y no me refiero allende nuestras fronteras, sino en nuestro propio país. Es la decisión del Gobierno: que cada Comunidad aguante su covid. O lo que es lo mismo, que decidan —y se equivoquen o no— los propios presidentes autonómicos, aunque eso suponga un lío para todos nosotros, los españoles, que queremos/tenemos/necesitamos desplazarnos por toda nuestra geografía y a veces nos encontramos con mil y una sorpresas. Por ejemplo, la de pasaporte covid aquí y, sin embargo, allá no. Bien de nuevo. Ya que la máxima autoridad señala las medidas y las siguientes tienen que hacerlo habrá que dar por bueno su criterio. Pero ¿alguien ha contemplado que a día de hoy ese pasaporte covid, que se logra con la pauta de vacunación completa es inaccesible para algunas personas? A saber. ¿Qué pasa con los que han pasado el covid, aún tienen anticuerpos en la analítica y no pueden vacunarse todavía? ¿Qué sucede con las personas de riesgo —trombos, ictus, etc.— a las que se les ha recomendado que no se vacunen por el momento? Y, sobre todo ¿cuántas vacunas nos proporcionarán la pauta completa, si constantemente se avanza en pensar en más dosis? Por último, ese QR con nuestra pauta, que proporciona datos a todo quisque sobre nosotros ¿nos granjeará la libertad de volver a movernos o nos la quitará? Porque cuando el coronavirus acabe por irse —que lo hará, aunque se quede instalado entre nosotros como tantos otros virus— es posible que sea ese mismo QR el que nos frene y el que represente el inicio de una era, cada vez con menor libertad. ¿No se lo creen? ¿Les parece muy de película de ciencia ficción? Pues repasen todo cuanto ha acontecido desde 2020 y se darán cuenta de que no solo es cierto aquello de Wilde de que “la realidad supera la ficción”, sino que cuanto recordábamos de la ficción se ha cumplido a rajatabla, antes, claro, de ser superado por la propia realidad y sus acontecimientos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad