Acababa de dar el primer mordisco al hornazo, en mi particular inauguración del Lunes de Aguas, cuando un trozo de chorizo algo reseco se me quedó atascado en la epiglotis. Me había llegado una alerta de la edición digital de LA GACETA al teléfono móvil ... en la que se decía que Carlos García Carbayo no contaba con Javier Iglesias para la lista del Partido Popular al Ayuntamiento de Salamanca en las inminentes elecciones municipales.
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Al leerlo, pensé en la cantidad de salmantinos que deberían estar pasando el mismo apuro deglutivo. Y estuve a punto de llamar a Urgencias del Clínico por si habían notado un incremento inusitado de cortes de digestión. No fue el caso.
Al final, iba a tener razón el alcalde de Salamanca cuando ante sus huestes en el congreso provincial extraordinario de hace un par de meses dijo aquello de ‘aquí mando yo’. Y ha elaborado una lista, su lista, en la que no aparece quien ha sido presidente del PP provincial durante los últimos 15 años. Dónde vas, Javier Iglesias, dónde vas triste de ti.
Razones tendrá Carbayo, pero va a costar entenderlas.
Debía ser el día de los Iglesias. Porque me dijeron que a Pablo Iglesias tampoco le pasaba bien el hornazo. Su pupila Yolanda Díaz ofreció una entrevista pastelera a Jordi Évole, en la que dejó jugosos titulares.
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Alguno tan estrambótico como que le encantaría que el periodista Iñaki Gabilondo fuera el presidente de una hipotética república española. Otros como que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias hacen política con tintes machistas. Su antiguo jefe cascarrabias y con coleta no salió muy bien parado en el programa, y su reacción no se hizo esperar tras verlo. “No sé en qué ayuda la ensalada de hostias de ayer a que nos vaya bien en las elecciones municipales y autonómicas: Aleja a Sumar de Podemos”, dijo malhumorado. Como se ve, la extrema izquierda -la de cara amable y la de rostro sombrío- camina hacia la desunión total.
A quien vi sin problema para tragar cuantas raciones de hornazo fueran necesarias fue a Joan Laporta. Su esperada rueda de prensa no aclaró absolutamente nada sobre las supuestas irregularidades del Barcelona en el ‘caso Negreira’. Volvió a ejercer de víctima y aprovechó para atacar al presidente de la Liga Profesional de Fútbol Profesional, Javier Tebas, y al patrón del Real Madrid, Florentino Pérez. Al club blanco le llamó “el equipo del régimen”. Y se quedó tan pancho. Ni el lomo le hizo daño al estómago. Tiro de jeta y dejó al personal sin saber por qué se gastaba una pasta gansa de los socios del Barça en un señor que mandaba a los árbitros.
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Cuando estaba punto de terminar este empachoso artículo, me llaman para decirme que el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, está pensando en organizar una rifa benéfica de hornazos. El famoso concierto de Villarciervos que había organizado para ayudar a los afectados por los incendios de la Sierra de la Culebra se canceló cuando los grupos musicales anunciados en el cartel se enteraron realmente de cómo estaba organizado el espectáculo. El ‘vice’, al que le gusta reflexionar en sus ratos de asueto sobre si el CO2 contamina o no, decidió que el recital iba a ser gratuito y no iba a servir para recaudar fondos para las víctimas de los fuegos. “La solidaridad reside en que los vecinos afectados podrán acceder gratuitamente”, señaló en la presentación en Zamora. Un auténtico despropósito que no entendió ni la pobre Alaska, quien pensaba cantar aquello de ‘Cómo pudiste hacerme esto a mí’.
Después de tan dura digestión, solo espero que hayan pasado buena noche. ¡Larga vida al hornazo!
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