Más vale tarde que nunca. Esta semana, por fin, vamos a dejar de ser el único país de Europa que mantiene la obligatoriedad de usar mascarilla en el transporte público. De nada sirvió que el sector del transporte reclamara la eliminación de esta medida. Como ... venía siendo habitual, el Gobierno también hizo oídos sordos a las peticiones en ese sentido de diversas comunidades autónomas, con Madrid a la cabeza. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, ni siquiera quiso escuchar la reclamación de la Sociedad Española de Epidemiología. Y así, meses después que el resto de naciones europeas, volveremos a vernos las caras en el autobús, aunque desde abril del año pasado nos las veíamos en la discoteca, que -dicho sea de paso- era mucho más interesante.

Publicidad

Quien llega tarde, ni oye misa ni come carne. Y eso es lo que parece que le va a pasar a la primera vacuna española contra la COVID-19, que el próximo 20 de febrero podría recibir la autorización por parte de las autoridades europeas para su comercialización. Llegará al mercado diez meses después de lo previsto, justo cuando ya no hay una urgencia sanitaria con el coronavirus y ni los sanitarios apuestan por inocularse la cuarta dosis.

El que tarde trilla, la lluvia le pilla. Eso es lo que le va a pasar al Ministerio de Transportes de Raquel Sánchez, que va a retrasar tres años la entrega de 31 trenes de Cercanías en Asturias y Cantabria por una monumental chapuza. Los ciudadanos de estas comunidades autónomas están que trinan cuando se han enterado de que el diseño de esos ferrocarriles está tan mal hecho que no caben por los túneles. Si la previsión era que entraran en funcionamiento el año que viene, la equivocación va a provocar que no lleguen antes de 2027.

Quien tarde se levanta, todo el día trota. Me refiero al consejero de Cultura de la Junta de Castilla y León, Gonzalo Santonja. Ya nos privó a los salmantinos el año pasado de la celebración del Festival Internacional de las Artes de Castilla y León (FACYL) y ahora, demostrando una vez más que no tiene ni la más remota idea de qué hacer, lo ha presentado para el mes de junio como una copia del Festival de Luz y Vanguardias. Sí, aquel que puso en marcha hace siete años Iberdrola, que tuvo que suspenderse por culpa de la pandemia, y que se centraba en el video mapping. Seguro que recordarán las originales proyecciones que nos dejaron boquiabiertos en la Plaza Mayor, la Catedral o el Edificio Histórico de la Universidad en el Patio de Escuelas. Pues ahora parece que va a cambiar de nombre. Así de fácil.

Publicidad

Tiempo pasado, jamás tornado. Y ahora, el PSOE se ha dado cuenta de que no va a ningún lado con el empecinamiento y la soberbia de sus socios de gobierno podemitas con el tema de la “Ley del solo sí es sí”. Desde luego, a las elecciones municipales de mayo caminaba muy maltrecho porque muchos medios de comunicación se encargaban de recordar a diario el creciente número de violadores y agresores sexuales que veían reducidas sus condenas gracias a la ignorancia legislativa de la ministra de Igualdad, Irene Montero. Estamos a punto de llegar a los cuatrocientos nada menos.

Alguno dirá que nunca es tarde si la dicha es buena. Sin embargo, resulta evidente que la propuesta de reforma de la Ley de Libertad Sexual presentada ayer por los socialistas en el Congreso responde a una cuestión electoralista con la que Pedro Sánchez intenta taponar la sangría de votos que está perdiendo cada día que pasa simplemente por no dar su brazo a torcer. No tocarán el consentimiento, pero ya han quedado tocados.

Publicidad

A buenas horas, mangas verdes.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad