La fecundidad en España es una de las más bajas del mundo, lo cual trae consigo muchos problemas sociales, entre otros, un crecimiento descomunal del ... índice de envejecimiento, que es el cociente entre la población con x años (se suele usar los 65 y más) y la población total.
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Mucha gente cree que la evolución de este índice se debe a la caída de la mortalidad. Una mortalidad que en España era, hasta la llegada de la pandemia, de las más bajas del mundo, pero no es así. Ese índice de envejecimiento es consecuencia casi exclusiva de la baja fecundidad, que suele medirse con otro índice: el número de hijos por mujer, que en España es de los más bajos del mundo. ¿Por qué?
Escuchemos a la escritora y periodista Rosa Montero, que el domingo pasado escribió en el suplemento de El País lo siguiente: “Ahora es bastante habitual que las jóvenes españolas no tengan una pareja estable, o que, si la tienen, sea reciente, y que tampoco sepa bien qué hacer con su vida. ¡Como para ponerse de acuerdo en tener un hijo!”
Las cosas están tan mal organizadas que tener hijos sigue siendo un esfuerzo descomunal para la mujer, un sacrificio de su carrera profesional y de su vida.
En lo que no se ha avanzado casi nada es en la conciencia esencial de que tener hijos no es un asunto de mujeres. Por el contrario, es algo en lo que nos jugamos todos la supervivencia.
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En los últimos seis años y a pesar de una inmigración notable, el número de nacidos es menor que el número de fallecidos.
Las proyecciones realizadas por el INE muestran en su escenario central, fuertes incrementos en los indicadores de envejecimiento, que serían aún mayores si no llegara tanta inmigración como la que espera el INE. La edad mediana de la población española, que la divide en dos grupos de igual tamaño, pasaría en el escenario central del INE de un poco más de 45 años —ya un máximo histórico— a algo menos de 50 años en 2072 (y varios años más de 50 para los nacidos en España).
El porcentaje de personas con 65 años o más llegaría en 2072 al 29,5% (escenario central), un nivel muy elevado pero por debajo de lo previsto en sus escenarios centrales en las proyecciones de Eurostat (32,1%), y no digamos en los de la ONU (37,9%). Estamos en vísperas de un gran envejecimiento que no traerá consigo más que problemas sociales: soledad, más suicidios y problemas para financiar las pensiones. La Demografía es hoy, tanto en Europa como en España, el problema social más acuciante.
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