No hace falta ser filólogo especializado para saber que en castellano “foco” y “fuego” tienen el mismo origen latino, dado que se trata de la ... misma palabra focus, es decir, “hogar”, “fuego del hogar” y también “hoguera”. De ahí que tengamos “fogón”, “fogonazo”, “fogonero” o incluso “foguear”. Por la vía culta nos encontramos con derivados de “foco”, tales como el verbo “enfocar” y el sustantivo “enfoque”. Por cierto, si se me permite la matización, en inglés focus engloba ambas formas gramaticales. La RAE admite “focalizar”, es decir, dirigir, orientar; y en un sentido más amplio y vulgar, las gentes del común también extenderían el campo semántico hasta resaltar, poner énfasis, etc., de manera especial cuando en las noticias escuchamos o leemos que “hay que poner el foco” en determinado asunto o materia. Por el contrario, lo que está “fuera de foco” lo percibimos como borroso, difuminado, poco claro.
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Viene este petulante introito a cuenta de algo que ha sido objeto de atención de forma repetitiva en los días pasados: un acontecimiento merecedor del foco que los medios han puesto en él. En dicho suceso, una vez producido y registrado por las cámaras, se funden todas las acepciones más arriba señaladas. Me refiero a la impactante imagen de un terrorista callejero (al parecer, una terrorista) lanzando un chorro inflamable contra el furgón de la Guardia Urbana barcelonesa que, de inmediato se transformó en llamarada destinada a achicharrar a los ocupantes del vehículo, previamente marcado con el símbolo anarquista.
Por fortuna, el único ocupante de la “lechera”, prudentemente atrincherado en su interior para evitar que le abrieran la puerta y lo ultimaran allí mismo, tuvo reflejos y consiguió salir mientras las llamas lamían ya la furgoneta. No sé lo que habrá pasado por la mente de ese policía ante la perspectiva de morir abrasado entre el infame griterío de “¡Que arda, que arda!” Otra vez el fuego. Da miedo contemplar tanto odio suelto, tanta vesania, tanta furia ante la mirada impasible y condescendiente de quienes deberían neutralizarla. Los chicos de la gasolina les sacan las castañas del fuego a los indepes. ¡Apreteu, apreteu! Mientras tanto, el partido cómplice, que, además, está en el Gobierno de la nación, se cura en salud con el mensaje de que “siempre que se denuncia en las calles una anormalidad democrática, el poder pone el foco en los disturbios” Otra vez el fuego. Y el foco que, en este caso, viene a ser lo mismo. Acusan a los medios de centrarse en las algaradas y no en el problema de fondo. Pero ¿qué fondo? Para mayor recochineo, burla y befa del orden constitucional, los salvajes de la CUP remachan vocingleros: “Prou brutalitat policial”. Lo dicho: por el humo se sabe dónde está el fuego. Y también el foco (del fuego).
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