EN el muro de la epístola, junto a la entrada de la parroquia de Sancti-Spíritus, se encontraba un impresionante Cristo románico, del siglo XII, ... conocido como Cristo de los Carboneros, perteneciente a la vecina parroquia de San Cristóbal, declarada en ruina total e inminente hacia 1911 y que había sido erigida por la Orden del Hospital de Jerusalem en 1145, en el territorio de los toreses, (que llegaron capitaneados por el conde don Martín Fernández) por lo que puede afirmarse que el Cristo recibió culto en esta iglesia, románica, desde su fundación. Es citada ya en el capítulo CCCXIII del Fuero de Salamanca y con fecha 28 de julio de 1983 declarada Monumento histórico artístico.

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Al ser algo posterior, la imagen es una copia más fina que el Cristo de la Zarza, que recibe culto en la parroquia de San Juan de Barbalos, iglesia fundada por la misma Orden de Caballería hacia 1150, antes de que el papa Inocencio VII los incorporara a la Orden del Santo Sepulcro, en el territorio concedido a los castellanos, para la repoblación de Salamanca.

Desconocemos el porqué del nombre de Cristo de los Carboneros, aunque cabe suponer que se lo darían cuando, en el siglo XVII, las cofradías de los diversos oficios artesanales comenzaron a sacar procesionalmente las imágenes de sus santos patronos. Sin embargo, el gremio de carboneros no es citado por Gil González Dávila, cuando relaciona hasta veintiuna cofradías diversas y detalla su adscripción a parroquias, iglesias, ermitas o conventos.

Es un Cristo en madera pintada, con el dorso plano, con más de un repinte, de 1,92 metros de altura, de los denominados Cristos Majestad o Maiestas Domini por llevar corona real, —aunque haya desaparecido para acomodarle en tiempos una peluca, con lo que hoy es solamente un capacete—, de solemne hieratismo en su estricta frontalidad. El brazo transversal de la Cruz es potenzado, el cabecero cortísimo carece de cartela con el rótulo ofensivo y la cabeza, siguiendo los cánones del románico, es de tamaño reducido en comparación con el resto del estilizado cuerpo; cara afilada, de fina y larga nariz y facciones musulmanas, barba corta, fina y de perfecta simetría tallada someramente, ojos de párpados entornados con la mirada hacia abajo, sufrimiento expresado sin extremismos. Es de los Cristos con dos clavos en los pies, como los demás románicos de la época, siguiendo las indicaciones de San Cipriano o San Gregorio de Tours.

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Tiene la talla de las costillas y el paño de pureza un total parecido con el que cubre la desnudez del Cristo de Cabrera, que se venera en Las Veguillas y su comarca, (también de la misma época), imagen a la que sirven con dedicación desde el 11 de abril de 1951 las Carmelitas Descalzas del Cristo Crucificado, fundadas por la madre Maravillas de Jesús.

Al declararse en ruina la iglesia de San Cristóbal, donde alcanzó a verlo don Manuel Gómez-Moreno en 1901, pasó el Cristo a las dependencias del Museo Provincial y de allí fue trasladado a la iglesia de Sancti-Spíritus, donde es situado por Camón Aznar en 1932, en la sacristía del artístico coro y donde todavía continuaba en 1959 según don Antonio García Boiza, habiendo sido colocado en el muro de la epístola en los primeros años de la década de los sesenta, pues se aprecia su existencia sobre el muro en una fotografía del año 1965.

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No obstante Rafael Santos Torroella todavía lo sitúa en 1976 en la sacristía del coro y en la fotografía que acompaña se aprecia la cabeza muy deteriorada, como de haberle fijado peluca de cabellos naturales, que luego se ha retirado de forma violenta, a pelluzgones, dejando la parte superior en estado desastroso. También se observan tales deterioros en otra fotografía de 1954.

La imagen del Cristo se ha devuelto a la iglesia de San Cristóbal, para recibir culto en ella, al abrirse de nuevo tras la restauración efectuada en 1994, aunque no ha recibido el rango de parroquia que tuvo hasta el arreglo parroquial de 1867.

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