Ayer domingo, 2023 entró en el Nuevo Año chino y ya está el conejo en la Plaza Mayor. Para Xu Hongfei, artista de Guangdong (Cantón), ... el conejo que ha llegado a Salamanca es de los ‘de la suerte’, lo cual hay que agradecer a tan distinguido benefactor puesto que 2023 se presume un año peliagudo en el que hay mucho que solventar. Año electoral, sí, y, voy a decirlo alto, decisivo para el futuro inmediato de España. Aunque esto suene fatal y tenga un matiz deliberadamente dramático. De ahí que no se cosa baladí el hecho de que el señor Hongfei nos haya regalado un conejo. Porque es tal la gravedad de la situación en la que estamos, que mucho me temo que, además de al buen tino en el voto, tengamos que confiar nuestra fortuna a todo tipo de pronósticos y jaculatorias para poder sacudirnos tan terrible desgracia: la de tener a un presidente del Gobierno indigno que ha sido capaz de profanar sus propias siglas; la de sufrir a un mal engendro (en RAE: muchacho avieso, mal inclinado y de índole perversa), adalid de la mentira, caudillo de la fragmentación social y, lo que es peor, mercenario de un nacionalismo insaciable, que pretende que España le cace los conejos para que los independentistas se los coman. “No hay que conejear sin perros”. Ya quedó escrito en el refranero.
Publicidad
Pero no hay mala suerte para la que no quepa fortuna y, en Salamanca, ¡albricias!, tenemos el conejo de don Xu. Un conejo que me ha llenado de curiosidad y llevado a entrar en la web para seguirle el rastro. Y hete aquí que me encuentro con que el conejo de los chinos nos ayudará en la adversidad y nos devolverá la esperanza. Porque el conejo es símbolo de la paz, de la prosperidad y tiene aptitudes para no cruzar líneas de fondo y evitar conflictos. ¡Les confieso que casi rompo el techo del brinco!
Y por si esto fuera poco, me entero de las influencias que tienen los conejos sobre otros animales del horóscopo chino. Y que los conejos de 2023 ampararán la suerte de los que están bajo el signo de los bueyes (Alberto Núñez Feijóo, 1961), de los tigres (Carlos García Carbayo, 1962) y de las serpientes (Alfonso Fernández Mañueco, 1965). Y que en el devenir de los de las cabras (Juan García Gallardo, 1991, ‘el bocazas de Vox’) está en que solo prosperarán si son capaces de controlarse y madurar. Y que los apadrinados por las ratas (Pedro Sánchez, 1972), no tendrán más perspectiva que la de subsistir boqueando, aunque que su audacia les impulse a salir a comprar aire para tener algo que respirar. Propongo que, si todo esto es cierto, vayamos comprando unas andas y pongamos el conejo a procesionar.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.