El problema del cambio climático es que afecta al sistema económico. Vamos, que para que la Tierra nos dure más no basta con echar al ... contenedor correspondiente la basura atendiendo al desecho por colores.
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El problema del cambio climático es que como alguien querido, respetado y con criterio diga cómo frenar este despropósito, acaba en el baúl. Olvidado, ninguneado, ignorado. Se le hace luz de gas.
En mayo de 2015 el papa Francisco -el mismo que había sido portada de la revista Time y favorito para el Nobel de la Paz- tuvo la ocurrencia de publicar una encíclica sobre el cuidado de la naturaleza, el medio ambiente y lo del cambio climático. Laudatosi tituló el bueno de Bergoglio su reflexión. En ella explicaba, con claridad meridiana, que para cambiar nuestra relación con el planeta había que, antes, cambiar nuestra relación con la economía. O sea, que el centro no podía ser el dinero sino la persona. Y que los que primaban el tener antes que el ser iban a acabar con todos y con todo. Solución: al baúl, luz de gas y el silencio más atronador jamás escuchado en comunicación. ¿Francisco? ¿Qué Francisco?
Anda la joven Greta Thunberg estos días de COP25 por la villa y corte de la piel de toro. A la muchacha, ni por ser menor y ni por padecer una enfermedad, se le está teniendo mucha piedad. Todo era simpático y gracioso cuando a sus 15 años se plantaba todos los viernes frente al Parlamento de su país con un cartel para exigir un cambio de mentalidad ante la urgencia climática. Los medios la convirtieron en un símbolo y trataron de sacarle partido moviéndola de aquí para allá contando sus periplos. Pensaron en convertirla en un producto televisivo y televisado al servicio de los dueños de la información, curiosamente los mismos que manejan los combustibles fósiles y se codean con el pequeño grupo de los grandes tenedores, los que tienen y no son. Al final volvemos al principio.
En cuanto Greta destapó el tarro de las esencias y denunció que para dejar de contaminar había que dejar de consumir, la cría dejó de hacer gracia.
Entonces sus padres se convirtieron en unos irresponsables, ella en una consentida, sus acciones en un negocio de ONGs oscuras y su inglés se tornó tan falso como cruzar el Atlántico durante tres semanas en catamarán para después coger el Lusitania unas horas, con lo que ese tren contamina. La muy falsa, por favor...
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Y en esas estamos, preocupándonos porque nos cargamos el mundo pero consumiendo sin piedad. Escuchando a los de la ONU en la COP25 hablar del final del planeta pero sin mover un dedo. Mucho mejor esperar con cara de preocupación. No como el papaflauta Francisco o la repelente Greta.
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