Escuché hace unos días en televisión que después de muchos años de investigación, por fin se acaba de estrenar con gran éxito en Los Ángeles ... el dron porta personas. Patentado por un tal Hunter Kowald, todo un crack de la ciencia ficción aplicada a la inmediata realidad circundante, el genial invento puede desplazarse como una brisa de viento a varios metros de altura sobrevolando azoteas y edificios y llevando a cuestas a una o incluso a varias personas.

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El caso es que mientras escuchaba la noticia, se me ocurrió que aquí puede que tenga nuestro ayuntamiento la definitiva solución para el tema de la invasión de terrazas. Ya que está claro que no se atreve a reconducir el asunto para que los transeúntes podamos pasear tranquilamente por la ciudad, estaría de lujo que comprase unos cuantos miles de drones porta personas para su inmediata distribución entre todas las familias salmantinas. De esta forma, los hosteleros podrían seguir petando de terrazas toda la superficie urbana, mientras nosotros sin que estas nos incomoden, nos desplacemos pilotando estos artilugios como aquellas maravillosas naves que surcaban el cielo en la genial peli de Scott, Blade Runner.

Para tranquilizar a los más pusilánimes, advertirles que se especifica que el maravilloso dron porta personas tiene una consistente estructura de fibra de carbono, que funciona durante algún tiempo hasta con los motores averiados y que está equipado con iluminación de navegación de aeronaves lo que servirá para que podamos también salir de noche y que los días de niebla no nos estampemos unos contra otros o contra las mismísimas catedrales.

Advertir también que todas esas personas que van en silla de ruedas, o vienen con carritos de la compra o de bebés por las aceras y a las que actualmente le impiden el paso las terrazas, tampoco tendrán ningún problema para subirse al dron ya que el mismo puede soportar un peso aproximado de hasta 300 kilos, que ya me parece un peso demasiado exagerado para un simple bebé o la habitual carga semanal de manzanas, patatas o jamón serrano.

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De modo que señor García Carbayo, visto que a estas alturas ya sabemos que no se va a arreglar el asunto de las terrazas, prepare usted la chequera y sin pensarlo más: a por la flota de drones porta personas.

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