Nuestra Carmen Martín Gaite tendría ahora 94 años recién cumplidos. Los hubiese celebrado el domingo porque nació el 8 de diciembre de 1925. Y sigue ... entre nosotros porque algunos la conocimos personalmente, la leemos ocasionalmente y al ver su escultura en Los Bandos recordamos que allí estuvo su casa. Ahora, Mariela Artiles, una de las documentalistas más solventes del momento, que conoce su oficio y esta ciudad, se dispone a rodar en ella un documental sobre la autora de “Entre visillos”, novela por la que obtuvo el “Nadal” en 1957 y que, dicen, ambienta en Salamanca. Ella aseguró en estas páginas que no, pero la ciudad de entonces podría verse reflejada en ella. Carmen, Carmina, la “Gaite”, ganó el “Gijón”, el Nacional de Literatura y el Nacional de las Letras, fue Premio Príncipe de Asturias y Castilla y León de las Letras... y alumbró obras imprescindibles como “El cuarto de atrás”, “Lo raro es vivir” o “Caperucita en Manhattan”, además de sus “Usos amorosos” en España. Fue una escritora completa (hizo sus pinitos como actriz, incluso en la radio) y muy divertida cuando venía a Salamanca. Una de las veces, para recibir un galardón de la Institución Cultural “Alfonso X. el Sabio”, que cumple el año que viene, 2020, medio siglo de existencia. Su fundador, José Luis de Celis, fue también un vecino ilustre y peculiar de Salamanca. Personalmente me hubiese gustado más que la escultura de Carmen Martín Gaite la representase agitando su boina como cuando cantaba “Salamanca, la blanca” y no cargando con ese pesado librote, aunque lo importante es que esté ahí. Quizá en la búsqueda de ese medallón placero femenino se la debiese tener en cuenta.

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También se habla estos días de otra paisana, Charo López, que pasó por las mismas aulas universitarias que Carmina. “Días de Navidad” es el motivo de su protagonismo, una serie de televisión, medio al que regresa, junto a sus “hermanas” Verónica Forqué, Victoria Abril y Ángela Molina, nombre sagrados del cine y la escena nacional, que nos prometen emociones muy fuertes, igual que aquellas que sacudieron el Liceo cuando vino con sus “Ojos de agua” encarnando a Celestina. Terele Pávez y ella son mis “Celestinas” favoritas, y que me perdonen Nuria Espert o Gemma Cuervo. Representar la obra de Fernando de Rojas en Salamanca, al menos una vez al año, debiera ser obligatorio como el “Tenorio” en los Santos.

Guadalupe Lancho tiene unos ojos que recuerdan a los de Charo López. Nuestra Guadalupe, curtida en musicales, teatro y telenovelas mexicanas se ha metido en la piel de Sara Montiel y la semana que viene recala en el Liceo a representar “La última noche con Sara”, que es biografía de la artista y lo es, también, de aquella España de NO-DO, en blanco y negro, toros, uniformes y copla, en los que Francisco de Vitoria era un fraile dominico en los libros de historia, omitiendo su importancia en algo tan vital como esos Derechos Humanos proclamados un día como ayer de 1948. ¿Qué diría Vitoria del respeto a esos derechos en nuestros días?

No queda nada para que una vez más, en estos días de Navidad, la Plaza Mayor reciba el “Fin de Año Universitario”. Será mañana. Una estación más hacía los días más navideños. Próxima estación: el “Gordo” de Navidad.

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