En un año nefasto para los toros, “El Cossío”, un bar salmantino, ha repartido un buen pellizco de la Lotería Nacional. “El Cossío”, con permiso ... de algunos aficionados con conocimientos enciclopédicos de la Fiesta Nacional, es la biblia de los toros. Tiene su punto la ironía, como el hecho de que si hay un día festivo ese es el de la Lotería de Navidad: todo son alegrías entre los agraciados y resignación entre los infortunados, que se conforman con la salud. Conformarse con la salud en estos tiempos no es poca cosa. El 22 de diciembre merecería ser el día de la Fiesta Nacional. Pero la fiesta no está solamente en los bares y administraciones loteras que repartieron la fortuna, también la alegría reinaba en los colegios con las vacaciones navideñas, aunque las mascarillas lo disimulasen.

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Después de tan señalado día, todo está listo para que se recuerde la escena que Juan de Álava reproduce en la fachada oeste de la Catedral Nueva: el nacimiento de Jesús, adorado por varios pastores y observado con curiosidad por el buey y la mula. La misma que Nicolás Florentino incluyó en el retablo de la Catedral Vieja relatando la vida de María. Aquí, los pastores, tocando música y rodeados de cabras están al fondo, avisados por un ángel. Dos espléndidos nacimientos para visitar en las vísperas de la Nochebuena. Unas vísperas en las que nuestro Vicente del Bosque cumple años, así que hoy, según pasa por la Plaza del Liceo, donde se encuentra su escultura realizada por Fernando Mayoral, le felicita. Echó horas nuestro Mayoral observando gestos y posturas de Del Bosque hasta dar con la clave: hasta el representado quedó contento con el resultado. Un día como hoy de 1962 no nacieron, sino que fallecieron Modesto López-Otero Bravo y José Giral. El primero fue el arquitecto del Gran Hotel y el segundo, referencia política de la República, que fue, además, catedrático en Salamanca y tuvo farmacia en la Plaza Mayor; amigo íntimo de Agustín del Cañizo y enemigo acérrimo de Diego Martín Veloz, matón como pocos de los que hemos tenido en Salamanca. Cuando López-Otero hizo el proyecto para el Gran Hotel por encargo de Alberto Fernández de Trocóniz, era director de la Escuela de Arquitectura de Madrid, y fue autor de obras extraordinarias. De la salmantina no quedan sino fotos. Supongo que en ese centro dedicado a la Salamanca desaparecida podría incluirse junto a los edificios arruinados por la francesada de 1812. La biografía de Giral también es extraordinaria, exilio incluido, y se prolonga a los años setenta cuando su hijo Francisco Giral también anduvo por aquí metido en política. El padre, José Giral, tuvo su calle, que le arrebató el general Sanjurjo, igual que a este se la birló Mateo Hernández, y a este Wences Moreno. No es un día cualquiera este 23 de diciembre. Tiene su trastienda.

Estaba convencido de que después del sorteo navideño del año pasado volveríamos a nuestro espacio de ciudades sin Gordo navideño y sin más consuelo que pedreas y terminaciones, pero me equivoqué. Ayer, se vendió y repartió el Gordo, aunque fuese de aquella manera. Una de las pocas alegrías de este año que promete seguir dando guerra. Aunque para muchos, el auténtico Gordo de Navidad ha sido ganar al virus y para otros lo será la vacuna cuando le toque. Mientras, eso, lo que ya sabe, qué quiere que le diga que no haya leído y escuchado sobre lo que hay que hacer y dejar de hacer. Serán una Nochebuena y un día de Navidad con trastienda. Páselos pensando que vendrán otros que merecerán de mejores celebraciones.

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