Puede que la época de la globalización neoliberal esté a punto de concluir al rebufo del coronavirus. Empresas, mercados y fronteras van a tener que ... regirse por nuevos modelos que pondrán en cuestión la tan aireada prosperidad de los últimos años. Prosperidad que ha hecho más ricos a quienes ya lo eran. Voces autorizadas como la del premio Nobel Joseph Stiglitz anuncian un renacimiento de la historia que revisaría los firmes postulados del politólogo Fukuyama.

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Filósofos de la nueva ola como el esloveno Slavoj Zizek, a quien alguien ha definido como el Elvis de la teoría cultural, y Byung-Chul Han, surcoreano asentado en Berlín, hacen oír sus voces en torno al coronavirus, en parte coincidentes y en parte discrepantes. Son los nuevos gurús del pensamiento que se supone debe orientar a la sociedad que surja tras las cenizas de la pandemia. Oportunismo no les falta. Ambos tienen abundante bibliografía en el mercado español. Zizek acaba de publicar Pan(de)mic!, libro cuyo ingenioso y comercial título juega con las palabras “pánico” y “pandemia”. Más a tiempo, imposible. Su moraleja es que habría que reinventar alguna nueva forma de comunismo, acaso porque añora la vieja Yugoslavia en la que nació y se crió. Apañados vamos con sus rompedoras propuestas en las que con alegre desenvoltura aborda tanto el capitalismo como el comunismo; el feminismo y el populismo; a Quentin Tarantino y a Hegel. Han, el coreano, se inclina más por el contraste entre las sociedades occidentales frente a las asiáticas, la falta de privacidad en estas últimas y los nuevos conceptos de fronteras.

El coronavirus y sus efectos nos van a hacer reflexionar mucho. Tal vez ya no volvamos a ser como antes. Los ejemplos insolidarios han quedado más que patentes en esta temporada de reclusiones, miedos y muertes. Principios tenidos por inamovibles se agrietan o desmoronan y los sistemas productivos de los países demandan revisiones en profundidad. Desde hace años, Estados Unidos ha estado comprando a China la mayor parte sus medicamentos. ¿Son los norteamericanos conscientes de esa dependencia de su principal competidor en los mercados mundiales? En Europa pagaremos el pato los mismos de siempre y saldremos del virus sin plumas y cacareando.

Nos enfrentamos a un nuevo orden global. Un reto que afectará a todos los estratos sociales y que nos dejará a merced de China, cada vez más pujante, porque ha sabido hacer negocio con la pandemia, y de Estados Unidos, con menor peso como potencia económica mundial. La Unión Europea será menos unión que nunca a raíz de las divisiones entre el norte egoísta y el sur mendicante. La incógnita va a ser la Rusia de Putin, ese dirigente que, como se decía en el lenguaje popular, azorra y calla (versión rústica del wait and see).

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