Todos hemos visto como hace unos días un agente de policía de Minneapolis (Dios salve a Prince), mató brutalmente en la calle a un detenido ... ante la complacencia de otros tres “servidores” de la Ley que le acompañaban; el animal asfixió a un hombre colocando su rodilla en el cuello. Hasta aquí, un caso más de brutalidad policial, aunque estas barbaridades son de locos con y sin placa, de asesinos asintomáticos... hasta que dejan salir al monstruo que llevan dentro.

Publicidad

Un policía mató a un ciudadano que había sido detenido. Punto. Pero no punto: un blanco mató a un negro. Y esto, bien cocinado en Internet y en la televisión, da como resultado una bomba de relojería a punto de caramelo, y me pregunto qué hacen en Bilbao o en Barcelona, tierras racistas donde las haya -y orgullosos de serlo-, manifestándose contra el racismo, la violencia policial, y no sé cuántas cosas más. Cuando los progres de manual, los tontos sin nada que hacer, y los indocumentados que pasaban por allí, se juntan, el dislate está servido. Todo por la juerga, y todo contra Trump alrededor del mundo, ancho mundo que obviamente no tiene más problemas que fabricar antihéroes, incluido el candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, que dice que ha llegado la hora de “la justicia racial”, otro caradura arrimando el ascua a su sardina... electoral; él, vicepresidente ocho años con Obama, que prometió cerrar la vergüenza de Guantánamo... y ahí sigue hoy la base de tortura de Washington.

Si hay algo peor que un progre, es un político: si hay algo peor que un político, es un político progre; si algo peor que un político progre, es un político progre hipócrita, y si algo peor y más patético, es un viejo político progre hipócrita. Como Biden, haciéndole carantoñas a la hijita huérfana de la víctima, no un negro. Una víctima. Porque el discurso no es de negros y blancos, es de personas, de animales humanos, de errores del sistema, o de haber hecho de la comunidad negra de EE.UU. una comunidad totalmente dependiente de las ayudas y la caridad, la famosa discriminación positiva.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad