En el titular que usted acaba de leer tan solo hay una vocal de distancia entre los dos apellidos. Basta con cambiar la “o” por la “e” para hacer el camino entre ambos. En la práctica política ese trayecto ha sido imposible hasta el punto ... de provocar la última convocatoria de unas elecciones. La paternidad de los presupuestos generales del Estado que hoy nos gobiernan sigue siendo de Cristóbal Montoro. Su sucesora en la cartera, María Jesús Montero, todavía no ha sido capaz de sacar adelante unos propios, por el galimatías en el que se ha convertido la política moderna

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No hace falta ser un gurú económico para darse cuenta de que a día de hoy, en medio de una pandemia y con un desplome sin precedentes del PIB, esos presupuestos de Montoro ya no sirven para nada. Y menos teniendo en cuenta que nuestro futuro económico depende sí o sí de la respiración asistida europea, que solo llegará si hay unas cuentas públicas inequívocamente saneadas. España ha transitado por el verano como un funambulista por el alambre. A un lado del abismo han permanecido las cifras que nos han vuelto a situar a la cabeza de Europa en contagios y al otro la necesidad de mantener la actividad económica para evitar millones de ruinas. Un panorama lleno de sobresaltos en el que se han seguido improvisando las soluciones y el que ahora se cruza también la imperiosa necesidad de tener unos presupuestos que gobiernen el desgobierno económico y administrativo que está acompañando a esta pandemia.

No dude usted que esta vez sí Montero podrá exhibir la maternidad de unas cuentas públicas. Todo lo que leo estos días me suena a simple postureo político para contentar al militante. Les interesa a todos. Al PSOE para seguir en el Gobierno y asegurarse al menos tres años de legislatura. A Podemos para mantenerse en el poder ahora que lo han alcanzado. A Ciudadanos para que no haya elecciones anticipadas. Al Partido Popular para que el Gobierno cargue con el desgaste de los recortes que exigirá Europa. A Vox porque necesitan más tiempo para intentar crecer a base de polarizar el debate político. A ERC porque solo con este Gobierno tiene asegurada su siempre prioritaria mesa de diálogo. Al PNV porque siempre que hay negociación ellos hacen negocio. Y para el resto de nacionalistas, regionalistas o municipalistas varios, los presupuestos son ese mercado persa en el que siempre hay dinero para regatear.

Por eso estoy convencido de que al fin tendremos los presupuestos de Montero. Solo así evitaremos unas nuevas elecciones o el rescate. España hará por fin el trasiego que hay entre la “o” del ministro de Córdoba y la “e” de la ministra de Sevilla. Ya veremos después cómo se venden y a quiénes afectan los recortes o las subidas de impuestos que impondrá Bruselas a cambio del visto bueno. Porque la clave de estas cuentas no va a estar en una simple vocal, sino en la letra pequeña

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